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La playa estaba bastante soleada en aquella ocasión. La playa Miroh era una playa alejada de las demás que ya estaban pobladas por humanos, ahí vivían sirenas y tritones en paz sin ser molestados por humanos que estaban interesados en cazarlos para vender sus cuerpos por mucho dinero. Tanta era la ambición humana. La playa al menos tenía tres mil kilómetros de metros cuadrados y mucha vegetación asombrosa. Ahí las sirenas pasaban usando sus piernas y divirtiéndose .
Y ahí estaba descansando en una piedra MinHo, el niño de catorce años que había sido traicionado ya no lo era más, había crecido, se había convertido en un tritón de veintiocho años de gran belleza. La mayoría de los tritones lo pretendían pero el rey del mar, BangChan, padre de MinHo era bastante celoso, sumando que al joven no le llamaba la atención algún tritón.
MinHo no volvió a saber nada de humanos después de que cumpliera 15 años.
— ¿Crees que me veo presentable? —Felix, uno de sus hermanos se acomodaba una estrella de mar a la cabeza. — Quiero verme presentable para ChangBin.
— Para mí te vez igual —Bromeó MinHo.
Felix se hizo el ofendido así que empujó algo de agua contra su hermano. La cola de Felix era de color verde mientras que la de MinHo era azul con perlas preciosas adornándole la aleta, MinHo solía usar algunas estrellas de mar sobre su cabello las cuales hacían resaltar su belleza, más de lo ya era.
— Tú sabes que siempre me veo bello —Echó un mechón de cabello atrás de su oreja.
— ¿A dónde irás con ChangBin? —Preguntó MinHo.
— A la zona este, junto con los demás chicos —Respondió.
— ¿Puedo ir con ustedes? —MinHo preguntó.
Felix nunca le gustó hablar de la zona este después de que su hermano tuvo problemas con los humanos.
— Lo siento hermano, pero papá te lo tiene prohibido y no queremos que papá se enoje, ya sabes cómo te fue la última vez que lo desafiaste.
MinHo recordaba aquel día perfectamente, su papá estaba encolerizado con ganas de desterrar a su hijo mayor, pero reteniéndose porque era un niño. Un niño que no midió las consecuencias y ahora tenía que pagarlas siendo castigado por su padre evitando que fuera a tierras lejanas o simplemente se alejara de la isla. MinHo había sido un niño de ocho años que tenía demasiado interés por el mundo exterior, después de que MinHo conociera qué eran las piernas y la tierra él se vio maravillado por conocer el mundo terrestre. Alrededor de los cinco años, BangChan llevó a su hijo mayor a la isla Miroh la cual estaba rodeada de plantas tropicales tan hermosas, las palmeras para el niño pequeño eran demasiado enormes. MinHo recordaba la primera vez que escuchó el canto de un pájaro. BangChan le llevó de la mano para conducirlo hasta la arena, la cola de su padre desapareció y en su lugar unas piernas se formaron, por lo que le invitó que hiciera lo mismo, el pequeño no tardó mucho tiempo en adoptar una forma humana. Fue vestido bajo la tela de ropa perdida de los humanos.
