•|14| Negro o Marrón.

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Perspectiva de:
"El pepe"

---¿A dónde crees que vas?--- suelto la mano de mi novia mientras me coloco sobre mis pies, brindándole una expresión interrogativa a Brown

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---¿A dónde crees que vas?--- suelto la mano de mi novia mientras me coloco sobre mis pies, brindándole una expresión interrogativa a Brown.

---¿Qué?--- él alza una de sus cejas mientras cruza sus brazos y se gira hacia mí.

Fer también se gira.

---¿Por qué vas detrás de Ferna? ¿Hacia dónde vas?--- yo también cruzo mis brazos.

Él simplemente ríe. Lo hace.

Dios, es insoportable. Como un niño malcriado, con la única diferencia de que hace bastante tiempo que no es un niño...

Lo que significa que tengo total libertad para golpearlo. Y ganas me sobran.

---¿No puedo ir por la acera?--- me mira de forma desafiante.

---Sí. Lo que no puedes hacer es ir detrás de Fer. Y mucho menos poner un pie en su casa.

Brown bufa ---¿Eres su padre o qué?

---¿Por qué mejor no se calman los dos? Brown, estás molestando demasiado--- dice Cerecita. Lo hace por él, sabe que no me gusta iniciar peleas o discusiones.

---Estaba caminando con la intención de pedir disculpas. ¿No se puede?--- sinvergüenza.

Ferna hace una mueca de desagrado y sigue su camino. Me acerco a Brown hasta que estamos frente a frente.

---Te sugiero que no hagas algún movimiento que ella no quiera. ¿Escuchaste?

Rueda sus ojos ---Sí, sí, lo que quieras.

Se gira y corre para alcanzar a Ferna.

Tengo la tranquilidad que me brinda saber que, con el ánimo que trae hoy, es capaz de noquearlo. No me necesita.

Vuelvo a tomar asiento.

---Tranqui, ella ahorita le da una sola tabana' que lo deja bobo--- Lyah cierra el álbum de fotos de mi familia y me regala una sonrisa cálida que me molesto en corresponder.

---¿Qué hacemos ahora? ¿Quieres quedarte aquí?--- tomo su mano izquierda para entrelazarla con la mía y depositar un beso en ella.

---Es muy temprano, pero... podemos cerrar la banca ahora y acompañar a Ferna más tarde.

---¿Quieres ir a algún lugar?--- acaricio mi mejilla con su mano.

---Donde sea menos a mi casa.--- se recuesta del espaldar de la silla y cierra sus ojos. Su rostro calmado es hermoso.

---Vamos a la mía--- beso el dorso de su mano nuevamente. Tener esos pequeños roces y gestos de cariño con ella es una adicción. Bendito sea el día en el que decidió y me declaró lo que sentía por mí. Ahora que lo pienso, fue algo lento el que yo no haya reaccionado antes: eso no ayuda a la reputación de dar labia gratis en cada esquina.

¡Colmado JB! (1) © ✔️ |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora