Intento de suicidio

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La tarde de ese nublado sabado, se sentía demasiado extraña. Había un ambiente muy tenso, el viento reinaba las calles, y se sentía la muerte en el aire.

Y mientras todos estaban tratando de sobrepasar ese frío día de otoño, un solitario joven de claros cabellos, se encontraba en su casa, caminando por cada rincón.

Desde ese día en donde toda su vida se hizo pedazos, lo único que podía hacer, era caminar sin parar por los pasillos de su desolado hogar, y llorar sin consuelo alguno.

Su aspecto era un completo desastre; su sedoso cabello se encontraba desordenado, y opaco, su cuerpo estaba extremadamente delgado, sus ojos estaban hinchados de tanto llanto, y unas prominentes ojeras dominaban su rostro.

Y su mente estaba mucho peor. Pensamientos de culpa lo abrumaban a cada segundo, sentía rencor, dolor, decepción, y por sobretodo, un profundo odio contra si mismo. Nunca antes se había sentido tan desgraciado como en esos últimos días.

Solo quería que su vida terminara de una vez por todas.

Ya no quería sufrir más, estaba cansado de siempre esperar que todo mejorara, estaba harto de siempre ser maltratado, y la culpa ya no lo dejaba sí quiera dormir. Quería una salida, la necesitaba.

Se dirigió a pasos lentos hasta la cocina, la cuál estaba completamente sucia, y miró todo antetamente, hasta que encontró lo que buscaba. Un cuchillo.

Se acercó hasta el objeto, y lo tomó con debilidad entre sus manos, y nuevamente comenzó a caminar. Miraba el cuchillo fijamente, mientras pensaba en alguna razón por la cuál seguir viviendo.

No encontró nada.

Sabía que su familia nunca cambiaría, que siempre lo odiaría. Había perdido a su hermano. No merecía el perdón de sus amigos, no lucharía por ello. Los estudios que tanto le costaron terminar, los había perdido, y su sueño de ser dibujante ya estaba enterrado desde hace mucho.

Pensó también sí alguien sufriría su muerte. Los que alguna vez fueron sus compañeros de trabajo, tal vez se afligirían al enterarse de su muerte. Quizás su pequeño amigo, Timothy, pero lo dudaba mucho, era seguro de que lo odiaba. Veía más probable que Mateo, y Amelia, esas personas que técnicamente lo habían criado, llegaran a entristecerse sí moría.

Aunque eso último igual lo dudaba, Gabriel posiblemente les había contado todo, y ahora ya no querían saber nada más de alguien como él. Alguien que había condenado a dos de sus amigos, y a un niño a sufrir un secuestro, una tortura.

Un fuerte, y muy dolido sollozo escapó de sus labios, mientras se dejaba caer de rodillas en el suelo. Sentía como todo su ser se odiaba aún más así mismo, como su cabeza le repetía una, y otra vez, que lo que había hecho fue extrenadamente horrible.

Tomó el cuchillo con fuerza, y comenzó a apuñarlar, y cortar su propio cuerpo. Rasgaba su ropa, y la alfombra se cubría cada vez más de su propia sangre. Siguió lastimandose, hasta que su cuerpo ya no pudo más del dolor, y se acostó como pudo en el piso.

Miró su propio cuerpo, lleno de heridas, y sangre. Y aún así, sentía que no estaba sufriendo lo suficiente, todo lo que había pasado en su vida no era suficiente, merecía sufrir lo más posible. Era lo que alguien como él merecía.

Sentía todo su ser débil, y temblaba violentamente por todas las cortadas que se había hecho. Comenzó a llorar mucho más, mientras pedía perdón a gritos sin parar.

¡James! James, mi niño, por favor abrenos, estamos muy preocupados por ti.

Empezó a sentir como la oscuridad comenzaba a consumirlo, como su vida se acababa. Recordó toda su vida, yle dolió recordar tanto sufrimiento. Nunca había sido realmente feliz, y con los acontecimientos de los últimos días, se había dado cuenta, que tampoco lo merecía.

Rogaba para que Amaru, Dennis, y el pequeño Louise pudieran superar algún día lo que pasó, y lograran encontrar la paz, y ser felices. Sabía que ellos sí se merecían eso.

Por favor, James, nos enteramos de todo lo que pasó, solo queremos ayudarte.

Comenzó a marearse mucho, al punto de oír unas voces a lo lejos que llamaban. Su vista se tornó borrosa, pero juro ver dos figuras en la ventana, y escuchar ahora las voces acompañadas por golpes en la puerta.

¿Acaso alguien venía a verlo? ¿Alguien se preocupaba de él después de todo lo que había hecho? No, seguramente solo era producto de su imaginación, nadie lo salvaría de lo inevitable. Ese día, su vida acabaría de una vez por toda.

Sus parpados se sentían cada vez más pesados, y cerró sus ojos, los cuales se abrieron cuando escuchó un fuerte ruido, y su hogar se iluminó muy ligeramente.

¡OH DIOS MÍO, JAMES! ¿¡Qué te sucedió!? M-Mateo, llama a una ambulancia, ¡ahora, ahora!

Sintió de pronto como su pequeño, e insignificante cuerpo era rodeado cariñosamente, de una manera que no la sentía desde hace mucho tiempo. Unas últimas lágrimas rodaron por sus mejillas, ya había olvidado lo que se sentía el ser abrazado.

No cierres los ojos, mi niño, por favor, quedate conmigo, ¡n-no cierres los ojos!

Ya estaba terminando todo, su muerte estaba llegando al fin. Su cuerpo se relajó, dejó de llorar, y cerró finalmente sus ojos, ya todo acabaría para él.

Pero lamentablemente, la ambulancia llegó demasiado rápido.

~~~~~~~~•~~~~~~~~

Iba a escribir como moría, pero me dio tanta pena, que eliminé todo a la mierda, y dejé lo que canónicamente, pasará en el rollplay.

Ya sé que eso jodió el efecto de tristeza, pero no pude.

"Cracks de nuestro rollplay" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora