Capítulo 4 - Sorpresa

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El camino a la residencia Taylor fue tranquilo, en el trayecto Clarke iba admirando nuevamente todo a su alrededor, aunque si estaba un poco nerviosa porque no sabía qué esperar. Cuando llegaron a su "casa", la cual era muy bonita estéticamente pensó Clarke, los tres se bajaron del auto y desde afuera de la casa se escuchaba unos murmullos los cuales Clarke no presto atención.

Cuando bajaron todas sus maletas, por primera vez Clarke se sintió en paz, sintió que no tenía ninguna preocupación y que, saber que alguien detrás de esa puerta la espera a ella, la hacía feliz.

Su corazón latía con tanta fuerza que parecía que iba a salir de su pecho, suspiró y con paso firme camino hasta la entrada de la casa, miro por unos segundo la puerta y Marie llego a su lado para abrirla lentamente. 

Aun con las grandes ventanas que se ven desde el exterior, el interior de la casa estaba oscura, la rubia pudo distinguir algunas cosas, pero a la hora de entrar a la casa se llevó un gran susto.

-¡Sorpresa!- gritaron todos y la rubia su asusto retrocediendo levemente, pero se dio cuenta de que era una simple sorpresa. Todo el mundo se acercó a ella para saludarla, Clarke- que no quería- acepto los abrazos. Entre ese mar de personas visualizo a Bellamy, se movió entre la masa de cuerpos y lo abrazo.

-Eliza, te quería dar una sorpresa- susurro en el cuello de Clarke, la rubia se removió incómoda en los brazos de Bellamy, el soltó a la rubia y frunció el ceño.

-Lo siento- se disculpó la rubia y arrastró a Bellamy a un lugar más alejado para hablar sin tener a ese alboroto de fondo.

-¿Qué te pasa, Eli?- pregunta preocupado tratando de tocar a Clarke, pero esta se aleja y parece pensar.

-Creo que debemos darnos un tiempo, Bellamy. Ahora mismo estoy un poco confundida sobre mis sentimientos- y con esa confesión se aleja en busca de su cuarto. Se sentía un poco mal por terminar con Bellamy, pero ella solo tenía ojos para Lexa.

El bullicio parecía ignorarla, algo irónico porque era su propia fiesta, pero recordó que irónica es la muerte. Se mantuvo fuerte. Subió las escaleras hasta el segundo piso, ya arriba miro las puertas las cuales eran 5, pero diviso una que la parte superior que tenía una E, así que ella supuso que era su cuarto. 

Camino lentamente hacía ella y toco la manilla la cual estaba bastante fría lo que hizo a Clarke estremecerse, no dudo y abrió la puerta, un aire fresco azoto su cara cuando entro y con un poco de miedo miro alrededor del no tan pequeño cuarto. Miro su cama la cual estaba perfectamente organizada y sobre ella una pequeña caja envuelta en varias cintas de colores, la curiosidad la invadió entonces se acercó al objeto con cautela, lo tomo entre sus manos y se sentó sobre la cama. 

Despacio deshizo las cintas de colores y con cuidado abrió la caja para encontrarse con el reloj de su padre. Se sorprendió porque era igual al que su padre le había dado en el espacio. Tomo el reloj en sus manos lo acarició brevemente y miro la hora; 4:32.p.m.

-Vaya...- susurro para sí misma y con precaución se dedicó a ponérselo. Un fuerte recuerdo la invadió y una pequeña lágrima cayo por su mejilla derecha. No le dio importancia.

Se paró de la cama y se dispuso a observar más completamente el cuarto, era bonito, simple, pero a la vez complejo y misterioso, se acercó al armario y lo abrió. Varias prendas juveniles se veían allí bien organizadas y dobladas, luego de admirar el armario repaso una vez más la habitación con la vista, salió del lugar y cerro la puerta fácilmente.


Desde cualquier tiempo. || ClexaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora