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Había tenido el mejor sexo de mi vida y no, no fue algo alocado o intenso que te hacía desfallecer, más bien había sido algo lindo y tierno. Había notado su preocupación todo el tiempo por hacerme sentir cómoda, por que no me doliera algo o que todo fuese placentero cuando el principiante era él, fue lindo quitarle la virginidad al hombre de mis sueño más oscuros pero fue aún más  lindo haber sido tratada con ternura por él.
Mire la hora del reloj que colgaba la pared, era hora de cerrar por lo que salí de la tienda para guardar todo, tener a Leslie Shuster como patrón era lo máximo, el joven tenía muchas ocupaciones en la cabeza por lo que prestaba muy poca atención al negocio pero aún así no me aprovechaba de ello, era un buen amigo y necesitaba una gran ayuda, además le sentía bien hacer algo más que solo trabajar.
Una vez que guarde todo y apague las luces baje la cortina para poner el candado de esta, ahora tendría que hacer mi largo recorrido a casa, me di la media vuelta para observar aquel auto bastante conocido a mi parecer, mi mirada se cruzó con la aquel joven atractivo que aún se sonrojada por lo ocurrido hace varios días, le sonreí con coquetería antes de continuar con mi camino, creo que alguien vendría a visitar a Blythe.

—Ya es muy tarde y puede ser peligroso, ¿quieres que te lleve a casa?

Me detuve para girar a verlo, seguía ahí de pie mirando hacia el suelo, me acerque lentamente.

—Todo un caballero, pero, no me gustaría interrumpir tus planes.

—No lo haces, yo solo estaba de pasada por aquí cuando te vi.

Vaya mal mentiroso resultó ser, sabía por Blythe que su casa estaba al otro lado de donde ella vivía por lo que algo como estar de paso no era posible pero bueno no pensaba dejarlo en evidencia y decirle que sabía muchas sobre él, por lo que sólo acepte y subí a su auto.

—Es lindo que te lleven a casa.

—Si, ¿y donde vives?

—Supongo que todo depende de ti, ¿realmente quieres llevarme a casa o buscas algo más?

—Yo... Solo, ya sabes estaba de paso y pensé llevarte a casa.

—Que decepción, y pensar que me invitaría algo.

—¿Tienes hambre? Puedo invitarte algo.

—Se por Blythe que tu casa está más cercana a la mía, ¿que tal si me invitas algo ahí?

—Puedo preparar algo, ¿tienes algo en especial que quieras comer?

Vaya chico inocente, en verdad piensa que solo iré a su casa a comer.

—Realmente no, a veces el hambre surge al llegar.

—¿Como estuvo tu día?

—Bien, es tranquilo trabajar ahí, sin mencionar que todo el tiempo huele muy bien, pero que hay de ti, apuesto que eres muy popular entre las chicas.

—No realmente. Aunque me fascina mi trabajo como profesor de matemática, no importa lo complejo que pueda llegar a ser un problema siempre habrá una solución.

—Eso sono como toda una frase célebre, tan propio de ti.

—Mis hermanos también suelen usar ese chiste, dicen que adopte el habla de mi padre.

—Ah cierto, tienes padres adoptivos. ¿Y como son?

—Son las mejores personas del mundo, de todas las personas que pude conocer ellos han sido los mejores, fui afortunado de conocerlos.

—Es lindo escuchar eso, ¿que hay de tus hermanos?

—Bueno en total somos seis hermanos y en general nos llevamos bien aunque tengamos diferencias, supongo que todo se debe al gran amor que le tenemos a nuestros padres. Pero creo que estoy hablando mucho sobre mi, ¿que hay de ti? ¿Como es tu relación con tus padres?

AnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora