•°·˚୭ ❪🧛🏻❫ Adam: Sed de Amor ೃ࿐*･
❝𝐘 todos sus pensamientos
se habían vuelto rojos:
era incapaz de pensar en otra cosa que
no fuera el cálido sabor cúprico,
la efervescencia vital de la sangre
...
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CAPÍTULO 6
❝ AJEDREZ Y PREGUNTAS ❞
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―Era un bastardo simpático. Pero luego se fue a Grecia y nunca lo volví a ver ―dijo Adam, concluyendo su anécdota.
― ¿Y lo llamaste por su nombre?
―George, sí. ¿Estaba destinado a llamarlo de otra manera?
―Lord Byron.
―A la mierda con eso.
Lia se rió tapándose mano, no tanto por la expresión, sino por los ojos exasperados de Adam.
Habían estado sentados en la mesa jugando el mismo juego de ajedrez durante casi dos horas, moviendo piezas entre largos períodos de discurso. Había llegado a la casa más tarde de lo habitual después de un largo viaje a Cleveland para recuperar lo último que Adam había pedido, un Gretsch Country Gentleman de 1960, algo que no pudo resistir rasguear en el asiento trasero antes de regresar. Había ido tan lejos para asegurarse de que llegara a él esa noche, como había pedido la noche anterior. Cuando llegó allí, radiante de orgullo por la calidad de la guitarra que había podido encontrar, él simplemente se la quitó de las manos, la dejó a un lado y cruzó el umbral de la puerta de su casa sin invitarla a entrar.
―Mira―dijo, muy serio. Lia se voltio para ver a Adam mirando hacia el claro cielo nocturno. Estaba mirando directamente al débil círculo rojo que flotaba sobre las luces de la ciudad.
―Es un eclipse ―comentó.
Adam se quedó quieto.
―Es una luna de sangre ―Bajó los escalones hacia el camino de entrada y ella sintió un escalofrío atravesar su cuerpo mientras Adam contemplaba la vista, silencioso y quieto. Su delgada silueta negra parecía mortal en el viento frío. Una luna de sangre, había dicho. ¿Qué estaba pasando? ¿Había algo de lo que ella no sabía?
― ¿Significa algo? ―preguntó la pelirroja con timidez.
Adam permaneció en silencio durante unos largos segundos antes de girar el talón sobre la grava.
―Significa que la Tierra está proyectando una sombra... Solo estaba jodiendote.
Antes de aceptar un juego de ajedrez, se sentaron en los escalones afuera mirando hacia la tranquila oscuridad azul mientras Adam relataba una breve historia de la astronomía. La tensión se había roto a su alrededor como cristal tan pronto como hizo su chiste inexpresivo, y se acomodaron a un ritmo de preguntas y respuestas, hablando como si la noche fuera joven. De hecho, ya era más de medianoche cuando se sentaron a jugar en la sala de estar.
