Decadencia

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Al ser un niño huérfano, no tenía lugar al cual volver. Ni madre que lo alimente, hermanos que lo respalden, mucho menos, padre que lo instruya. Pero, esta vez habia algo diferente. Aunque, no tenía certeza del porqué de esta situación. quería poder hacer las cosas de modo correcto. Para así, cuando llegue el momento de reencontrarse con Xiao XingChen, poder estar en paz. retomar la vida que dejaron a medias, volver a ser capaces de reir y sonreír, sentir calidez nuevamente. Ahora bien, sin la obligación de fingir o de pretender ser alguien quien no es...
Queria ser "Xue Yang", dejar de lado el álter ego del hombre, sin nombre.

Era la ocasión perfecta. Es decir, a cuantas personas en el mundo se les ha brindado esta oportunidad.
Y aunque, para muchos pudiera resultar inimaginable; Xue Yang, era feliz con la vida calma que había logrado construir junto a XingChen y la pequeña ciega. Aunque muchas veces, esta última, le resultaba realmente molesta. Pero, XingChen sonreía en su compañia; el lugar, aunque inhabitual, viejo y desusado, se sentía cálido; se sentía como un hogar. Por supuesto, gracias a los que ahí habitaban. No era la gran cosa. pero, era un lugar al que siempre podía regresar y eso basta.

Mientras, su cabeza divagaba en los recuerdo de los mejores días; se encamino hacia el pueblo más cercano. Aun, tenía heridas que se debían tratar; o al menos, tener bajo cuidado. Al lugar, que a propósito resultó siendo muy familiar. Pues habia sido aquí, donde paso la mayor parte de su infancia. Donde además, conoció la indiferencia y la crueldad del mundo. Por acto reflejo o mejor dicho, instinto; escondió su mano izquierda en su diestra. como si, con recelo, la cuidara. Pero esto, no duro mucho y poco a poco, retomo la confianza para desenvolverse en esta jungla de piedra. Después de todo, ¿que tan malo podría ser después de vivir ahi, por primera vez?.

Aún trataba de mantener su mente enfocada. seguir el plan y lograr su objetivo. En resumidas cuentas, tenia que sobrevivir y mantenerse alejado de la casa de pasteles, sobre todo de Chang Cian. Al menos, hasta tener la certeza de que, lo que pasó en aquella ocacion, no volvería a suceder.
Aunque bien, sí, podría matarlo. Después de todo, en retrospectiva, él sigue siendo el responsable de todo lo malo que le ocurrió.

Pasando de esto. Su prioridad ahora, debía ser buscar comida y luego, un lugar donde descansar.
Pensó que el mercado era su mejor opción. Tal vez, le den algunas manzanas, si ayudaba con la organización de los puestos.
Era una buena idea. Lo que no imagino, era recibir tantos rechazos. Incluso antes de comenzar a hablar, los malditos adultos lo corrían e insultaban, como a cualquier pedazo de basura.

-Mal nacidos. ¿Que se creen los malditos bastardos?-refunfuñaba, hastiado de insistir. Mientras, caminaba hacia un lugar más solitario de esa pequeña aldea. -No perderé más mi tiempo con ustedes. Solo voy a tomar lo que quiera y me lárgo de aquí.... -hizo una pausa reflexiva y sus andar, también se detuvo. -No. A Daozhang no le gustará que robe. Si lo hago, se enojara...

Miro hacia un lado.
Dos perros peleaban por las sobras de comida en un basurero.
El rostro del pequeño, se veía tenso, hasta incómodo. ¿Que tan desesperado estaba por conseguir alimento?. Lentamente desvió su mirada, agachado su cabeza; su cuerpo, se movio hacia el piso. y con algo de frustración, escondió su rostro entre sus piernas mientras se abrazaba a estas. Permaneció en esta posición, sentado. hasta que, el sol comenzó a ponerse.
De no encontrar nada; realmente, ¿sería capaz de comer de los basureros?
¿Que otra opción tenía? ¿Mendigar?.

Ya entrada la noche y con la luna sobre su cabeza, se puso de pie. Cabizbajo y hambriento. Aún, no se resignaba a caer tan pronto. Pero, la necesidad es fuerte. Incluso, más que él.
De vez en cuando, se acercaba a algún transeúnte para pedir, por favor, regalarle algo de comer. Muchos lo ignoraron; otros más, le propusieron tratos inmorales y unos cuantos, lo golpearon y humillaron con insultos degradantes.
Joder. ¿Que es lo que el mundo esperá de él? Tal vez, Xue Yang no podía ser más que "el pequeño delincuente" o "el asesino desalmado". No quería. Pero, sentía que cada vez sus opciones eran menos.

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