— Oh, dulzura ¿Qué tienes ahí? ─Cuestionó el/la lector/a mientras la joven se acercaba a donde estaban ellos con él conejo cargado.
— Es un pequeño conejo ─Dijo esbozando una sonrisa mientras miraba al conejo con brillos en los ojos─ ¿Nos lo podemos quedar? ─Cuestionó mientras miraba al lector/a.
—Soltó una pequeña carcajada− Claro, claro pueden quedárselo ─Sonrió.
— ¡Genial! ─Celebró alzando una mano arriba en victoria, la chica sólo sonreía.
El joven llevó al conejo a adentro de la casa y lo colocó en una jaula que había visto por el lugar, mientras los otros chicos seguían en el jardín, al el joven tardar un poco en encontrar la jaula el/la lector/a aprovechó ése tiempo para acercársele a la joven y tomarla algo fuerte de las muñecas, algo que hizo que soltara un leve quejido.
— Desde que él llegó, no hemos tenido tiempo a solas querida ─Susurró en el oído de la castaña.
Pasaron unos minutos hasta que el joven regresó, y vio al/a lector/a regando unas rosas y a la chica arrodillada plantando algunos frutos.
( . . . )
Ya era medio día, los rallos del sol pegaban fuertemente por la ventana del lugar, el/la lector/a se encontraba leyendo un libro sentado/a en el sofá con una pierna arriba de otra, la chica dándole de comer al conejo y el joven en su cuarto pensando.
— ¿Cómo haré para sacarla de aquí? ─Se cuestionaba una y otra vez estando sentado en una orilla de su cama.
Pasaron unas horas, se estaba haciendo de noche, el sol se ponía entre las montañas a lo lejos, el joven observaba la puesta de sol desde su balcón con mirada pensativa. No pasaron muchos minutos para que el sonido de la puerta interrumpiese sus pensamientos, era la joven castaña quien se encontraba sumisa mirando al piso.
— ¿Qué pasa? ─Cuestionó el joven con duda al mirar a la castaña.
Esta sólo se hecho a un lado y señaló a la puerta, indicando que debe salir a comer.
El chico salió y se dirigió a la cocina, encontrándose al/a lector/a terminando su comida. Este levantó la mano en señal de saludo, lo que fue correspondido por su contrario al sentarse.
( . . . )
Ya era de noche, el chico no podía dormir, se encontraba dando vueltas en su cama sin poder conciliar el sueño. Se levantó y se quedó sentado en la orilla de su cama.
Unos minutos después se oyó un ruido, por lo que el joven se levantó y caminó a donde se escuchó el ruido, se detuvo en la puerta del cuarto del/la lector/a al escuchar otro ruido.
— No me digas que... ─Susurró casi inaudible al observar por la rendija de la puerta, al hacerlo pudo ver una escena que no voy a describir. Eso hizo que se enojara y caminara al patio a tomar aire fresco─ ¿Qué hago? Debo hacer algo para sacarla de aquí y que no sufra más... ¡Maldita sea!
Maldijo por lo bajo mientras se acostó en una banca de dicho patio observando las estrellas para intentar relajar su mente.
Sin notarlo se quedó dormido en la banca. Se despertó gracias a que un ave se posó en su cabeza.
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Mi pequeña Sirvienta
Mystery / ThrillerNo hay, no existe. Entra y léela por ti mismo(a).