Dedicado a: -Lxdy-Cuando el profesor ingresó al aula el silencio reinó en el lugar, el mayor acomodó sus cosas y llamó la atención de sus alumnos, logrando en ellos curiosidad puesto que notaban en la puerta la esbelta silueta de una persona. Hace algunos días, había llegado rumores sobre una nueva alumna extranjera.
- Alumnos, ha llegado una estudiante de intercambio. Por favor sean buenos con ella. Adelante por favor.- Y como si fuera parte del destino, aquella puerta se abrió entrando la fémina con total elegancia, haciendo uso de la diestra movió sus largos y marrones cabellos, sin embargo éstos no eran oscuros, más bien eran de un color semejante a la almendra. Sus ojos grandes eran de un tono azulado, como si el mismísimo cielo estuviera dibujado en ellos.
- Mucho gusto, mi nombre es Olivia Wiegand. Soy de Alemania, ¡Espero llevarme bien con todos!- Su japonés quizás no fué perfecto, pero en los alumnos generó una gran conmoción. Cuchicheos y el sonido de las carpetas eran audibles.
Sentada en la parte de atrás, una joven rubia abrió ligeramente sus labios al no ser capaz de expresar lo que sentía con palabras. Olivia era muy hermosa, demasiado a decir verdad. Era una belleza que lograba hipnotizar. Tan sumida en sus pensamientos estaba, que no prestó atención a la actitud de los trillizos, quienes estaban algo imtrigados por la llegada de la nueva estudiante. Sintiendo un horrible dejá vu en sus pechos.
...
Tan rápido como Olivia llegó, el receso también lo hizo. Algunas estudiantes se acercaron a ella, intentando ser su amiga. Cosa que la castaña clara no hizo mucho caso, no se sentía interesada en tener amistades momentáneas. Sin embargo nunca dejó de lado aquella amabilidad que tanto había enamorado aquella noche a los estudiantes de Ryoutei.
Fué entonces, que un sonido en seco provocó en ella una expresión de sorpresa.
Se trataba de una joven rubia quien se sentaba detrás de ella, sus ojos eran de un rosado tan suave que juraba que éstos transmitían pureza genuina, destacaba totalmente del resto. Se había caído al suelo, no supo si fué accidental o si alguna de las mujeres quienes le estaban rodeando le habían metido cabe (llegó a aquella conclusión porque un grupito comenzó a reírse de ella) Olivia se levantó de su asiento, acercándose a la pobre chica, ayudándole así a pararse.
- ¿Estás bien? Déjame ayudarte.- Le lanzó una mirada severa a las personas quienes se habían reído. Recibiendo miradas de asombro por parte de las bullies. A ojos de Yui, aquella muchacha lucía como una diosa bajada del cielo, la bondad se podía leer en los ojos de Olivia. No había falsedad en ellos.
- Estoy bien... Lamento las molestias.- Olivia negó con la cabeza y acomodó un mechón de cabello que le estorbaba la vista a la menor.
Ante aquel gesto Yui se sonrojó, sintiendo sus mejillas arder.
Ignorando a las personas que les estaban mirando, salieron del aula. Hubo un momento donde Yui ya podía caminar correctamente, pero aún así no le soltó de la mano. Se sentaron en una banca y Olivia se agachó para ver así la pequeña herida que la blonda tenía en su rodilla, era diminuto, pero aún así debía ser tratado.Yui sacó de su bolsillo una curita con estampado de conejitos, como si ya estuviera acostumbrada a tales actos en contra suya. La castaña alzó una ceja, como si le estuviera preguntando el motivo detrás de eso.
- No es la primera vez que pasa, ¿Verdad?- Ante lo dicho la blonda agachó la cabeza, respondiendo así aquella interrogante.- Mi nombre es Olivia, ¿Y el tuyo?
Cambió de tema, había notado el cambio en el rostro de la rubia al hablar acerca del acoso que recibía, y no le culpaba, era entendible.
-Yui, Komori Yui.
- Entonces... ¡Yui-san! ¿Te parece bien así?- la susodicha asintió, Olivia había pasado la mayor parte de su vida en Alemania, no sabía mucho sobre los honoríficos que los nipones usaban. Por ende había optado el preguntar.
Aunque admitía, que aquel aromático olor a sangre que inundaba sus fosas nasales, era dulce, se preguntaba si sabía igual a lo que olía.
Sacudió su cabeza, intentando disipar aquellos mundanos deseos.
- ...¿Estás segura que deseas estar aquí conmigo?- Tímidamente habló la fémina de orbes rosados, Olivia transformó su cara en una sorpresiva para después reír con gracia.
- ¿Quieres que me vaya? ¿Me estás botando?
- ¡No! ¡Nunca haría eso! Lo siento tanto no quise sonar así...
La mujer de ojos azules cubrió con la diestra su boca, en un gesto extrañamente agraciado. Soltó pequeñas risitas bajo la mirada de una aturdida fémina.
- ¡Eres tan linda! Perdón, solo te estaba tomando el pelo. Sé que no tenías esas intenciones. Y respondiendo a tú interrogante: Sí, quiero estar contigo. Aquí y ahora, seamos amigas.- Yui pudo jurar que sintió como sus ojos se iluminaban ante aquel decir, le observó detenidamente el rostro buscando algún signo de broma en ellos, pero no encontró nada.
La joven rubia ya estaba acostumbrada al desprecio femenino, desde que se supo que ella vivía con los Sakamaki los celos en las mujeres de Ryoutei comenzó a nacer; y con ello nació el acoso. Claro, no todas la trataban así, pero sí era la gran mayoría. Algunas no se acercaban a ella por temor a que las bullies se la agarraran también con ellas. En resumen: Era complicado.
- ...Me gustaría ser tú amiga...- Finalmente optó por aceptar, no perdía nada al hacerlo. Olivia por primera vez sonrió mostrando sus dientes, notando Yui dos pequeños colmillos que sobresalían de la dentadura superior ajena.
¿Era un vampiro?
Llegado a este punto de su vida, no le sorprendía mucho. Después de todo, tenía conocimiento de que habían muchos vampiros en aquella institución.
Nuevamente observó esa hermosa piel pálida, esbozando una sonrisa en sus finos labios.
- ¡Vamos a la cafetería!- Le ayudó a pararse de un tirón, siendo algo cuidadosa con la rodilla de la menor.
Como extranjera estaba acostumbrada al contacto físico, ella misma se consideraba una mujer muy cariñosa.
Y con Yui no sería la excepción.
- Bella
Ayudarían mucho reaccionando y comentando, ¡Gracias por el apoyo!
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She likes girls - Diabolik lovers fanfic.
Cerita Pendek- ¿Porqué tocas la puerta si de todas formas vas a ingresar?- Preguntó con burla el bello durmiente, la susodicha arqueó una ceja y se cruzó de brazos. - ¿No sé te ocurrió consultarme antes de decir que irías al baile conmigo? - Oh, ¿Ya tenías a alg...