Katsuki Bakugo está enamorado de su amigo de la infancia Izuku Midoriya, lamentablemente el sentimiento no es correspondido, y está bien; Bakugo no es el tipo de chicos que obliga a otros a amar. Pero duele, duele y mucho.
Inspirada en la canción "H...
Hemos pasado desde el inicio de nuestras vidas hasta ahora, juntos. Como en esas historias cliché en las que el personaje principal tiene un amigo de toda la vida. Tú eres el personaje principal y yo seré tu seguidor de toda la vida.
Sin que te des cuenta claro.
Me gustas desde siempre, si se puede decir así, tal vez no, pero si desde que tengo conciencia de lo que significa el amor; porque siempre que estaba contigo me sentía, feliz, más feliz de lo que era cuando me halagaban por hacer algo bien. Nunca fuí capaz de hacértelo saber lamentablemente.
Era complicado.
Después de preescolar empecé a joderte más y más.
¿El por qué de lo que hacía?
Una parte de mi se excusaba diciendo que así te volverías más fuerte y que si no aguantabas con los golpes que yo te daba no aguantarías con las palizas de los villanos, otra parte... aún no sabía cómo justificar porque lo hacía.
Hasta ahora.
Quería retenerte, porque sabía que llegarías lejos, más de lo que posiblemente yo llegaría; quería que te quedaras conmigo, y así caminaríamos juntos. A pesar de esas ideas egoístas, te quedaste, fuiste la única persona aparte de mis padres, que me aceptó tal y como era. Sin importarte mi actitud "explosiva" a vista de muchos, sin importarte todo lo que te había hecho, tú sí te quedaste.
Eso me hizo sentir tan feliz.
Izuku, eres la persona más importante en mi vida. Por que eres fuerte, incluso más fuerte que yo. Y te admiro tanto, pero probablemente solo sean palabras que se lleve el viento.
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—Hace frío, ¿No crees Kacchan?
Dijo Izuku abrazándose a sí mismo en un intento de calentarse, era invierno por lo que la temperatura estaba muy baja.
—Tienes frío porque trajiste el suéter más delgado que encontraste, estúpido nerd.
Reclamó Katsuki observando temblar a Izuku.
—Bueno, ayer no hacía tanto frío, me confíe de que pasaría lo mismo hoy.
Sonrió Izuku avergonzado por la tonta idea.
—Que tonto.
Murmuró él más alto mientras se quitaba su sudadera. Izuku mantenía la cabeza agachada intentando evitar la mirada de el cenizo.
