Pétalos De Una Rosa Muerta... [Charlastor]

Femme de peu de mots

Charlotte, Charlotte Magne, Charlotte Sallow. La mujer que había captado mi atención enseguida, su largo cabello color oro, su suave semblante, su alma tan pura e inocente, solo tenía que hacer que ella se acercará a mí, y por la forma en la que me miraba no estaba lejos de conseguirlo, estaba seguro que con tal acto de generosidad se había conmovido, así funcionan las mujeres hoy en día, muéstrate generoso y caen a tus pies, que patético. Pero si no fuera por eso, estoy seguro que tendría muchas deudas del otro lado.

Corromper un alma tan pura sería un espectáculo encantador y en festín exquisito para mis compañeros, solo necesitaba un poco de tiempo para que ella pudiera confiar lo suficiente en mí, Mimzy solo había logrado que ella desconfiara de la mayoría de nosotros, aún no sabía porque la buscaban o el porqué de su huida, deje el tema atrás y seguí caminando

Llegando a la estación, un buen día iniciaba, un hombre robusto y de cabello negro, discutía con los guardias de la entrada, estaba seguro de saber a quién buscaba, la cólera en sus ojos, el color carmesí en su rostro, y lo áspero de su voz, me decía que llevaba gritando ya varias horas

-Wow, sí que se ve enojado- la voz de mi compañero de trabajo me llegó de la espalda, él recogía las peticiones de canciones que llegaban a la estación -pobre del sujeto que esté buscando- la burla se salió de su boca, para después seguir su camino hasta ingresar al edificio

Pasaron unos segundos en los que los guardias se negaron rotundamente a dejarlo pasar por obvias razones, si es que ese hombre llegaba a cruzar el marco de la puerta, era seguro el despido de ambos

-¡¡SOLO DÉJENME SACAR A UN IDIOTA QUE TRABAJA AHÍ, ESE MALDITO HIJO DE PUTA!! ¡¡ NO ME LARGARE DE AQUÍ HASTA QUE ESE HIJO DE PERRA SALGA!!- la gravedad de su voz y la vena en su frente me decían que era a mí a quién buscaba, se giró y me miró atentamente, le regrese una de mis mejores sonrisas, este se acercó a mí con velocidad, pero yo no moví uno solo de mis músculos, por mi apariencia de estatura promedio y por ser bastante delgado, tenían la impresión que sería fácil intimidarme. No podían estar más equivocados. El hombre me tomó del cuello de la camisa haciendo que los primeros botones de esta se desprendieran, odiaba que no respetarán mi espacio personal, ¿quién les daba el derecho de acercarse más de la cuenta? Solo lo mire esperando a que me diera la explicación del porqué de su arrebato, pero este solo sudaba y soltaba bufidos en mi cara. Era bastante desagradable, estaba comenzando a ensuciar mi camisa con el sudor de sus manos, por lo que me atreví a hablar

-¿Me podría decir el porqué de su falta de modales? Caballero- apretó más el agarre de mi camisa, podía sentir como temblaba de coraje y rabia, ¡Me encantaba! Sabía que en cualquier momento se quebraría, en cualquier momento comenzaría a llorar de coraje, y era seguro que lo llamarían maricón por el resto de su vida si lo llegaba a hacer en público, aunque para mí el ver llorar a un hombre me resultaba algo sin importancia, solo tenía que encontrar algo que de verdad le doliera, una pequeña grieta que fuera el punto de quiebre

-No tienes vergüenza ¡¡TE COGISTE A MI ESPOSA!! ¡¿O QUE, AHORA DIRÁS QUE NO LO RECUERDAS?! ¡¿CREÍSTE QUE NO ME DARÍA CUENTA?! ¡¿CREÍSTE QUE NO VERÍA LOS CHUPETONES Y LAS MORDIDAS?!- me acerque a su oído y susurré con cuidado de que nadie más me escuchará, sabía que eso era un golpe bajo, pero eso nunca me había detenido

- Por favor caballero le pediré que me suelte, lo hecho, hecho está, y si usted es incapaz de satisfacer a su mujer ese no es mi problema, ni el de los demás, y no sé, si usted quiere que todos se enteren que tiene una mujerzuela por esposa, ¿Por qué no mejor lo publica en el periódico? - solté con simpleza, consiguiendo mi cometido, mirar como apretaba su mandíbula y sus ojos comenzaban a lagrimear. Inundó mi cuerpo de placer. Soltó mi camisa y me dejó ir, acomode el cuello un poco más abierto, gracias a la falta de los dos primeros botones, sin siquiera mirarlo ingresé al edificio, podía sentir las miradas de todos posadas en mi, era bastante satisfactorio ser el centro de atención