Confusa

1.2K 70 6
                                    


Me desperté por el ruido que estaban haciendo las enfermeras, se estaban llevando a Cristhian por que tenía una revisión de última hora.

Estaba con los ojos entreabiertos cuando vi como Cristhian se iba a la vez que entraba mi padre saludando a su madre. Seguidamente mi padre me miró y me dedicó una sonrisa.

- ¿Cómo te encuentras? – Me sonrió.

-Mucho mejor ¿Sabes algo de Maya? - Cuando pronuncié esas palabras la cara de mi padre cambió, su sonrisa se desvaneció.

-Hija ya te dije que estaba en un coma y me temo que se va ha tirar así mucho tiempo- Me apartó la mirada.

Cuando iba a volver ha hablar las limpiadoras nos interrumpieron y mi padre me llevo a los jardines del hospital donde había unas mesitas para poder tomarse algo o en mi caso, desayunar.

Estaba dando mi tercer mordisco de la tostada de mantequilla que me habían puesto cuando mi padre empezó a aclararse la garganta. Me iba a decir algo importante.

-Alicia tengo que decirte algo- Estaba nervioso.

-Dime- Yo también estaba nerviosa, sentía que se venía algo fuerte.

-Sabes que estas semanas me han estado llamando del trabajo...- Me mira esperando que lo entienda, pero mi cabeza no procesaba así que mi padre continúo hablando- Me han dicho que no me pueden retrasar más aquí y que nos tenemos que ir a New York, o sino me quedo sin trabajo.

Lo primero que se me pasa por la cabeza es un NO rotundo, no puedo abandonar este pueblo, no puedo abandonar a Maya, a mis amigos. Aquí he pasado toda mi vida, miles de recuerdos que me representan están aquí guardados en este pequeño pero acogedor pueblo. Pero por otra parte no quiero que por mis caprichos mi padre se quede sin trabajo, incluso esta salida del pueblo también me podría ayudar a empezar una nueva vida...

-Papá...

-Alicia, se por lo que estas pasando, pero entiende que esto es trabajo- Hizo una pausa para rascarse la nuca mientras miraba a cualquier parte que no fueran mis ojos- Te traeré aquí varias veces al mes para que puedas ver a tus amigos y a Maya.

Finalmente, mi padre me miró y pude ver en sus ojos que esto le resultaba igual de difícil que a mi, vi desesperación y saturación por ese trabajo con el que tanto peso cargaba en la espalda.

-Entiendo, esto no era una pregunta ¿verdad? Era una afirmación- Me volvió a apartar la vista y asintió- No te preocupes, lo entiendo.

No dijimos nada en el resto del desayuno, supongo que ninguno de los dos quería hablar y menos sobre este tema. No me hacía a la idea de tener que irme de aquí, pero si de verdad me voy, tengo que ver antes a Maya, así que mi cabeza hizo el plan perfecto para colarme por la noche en su habitación. Bueno en realidad el plan no era para nada perfecto, de hecho, era más probable que saliera mal a que saliera bien.

Mi padre se fue ha hablar con uno de los médicos y a mi me dejó sola en la terraza, pensando en mis cosas, en lo de anoche. Jamás había sentido tal tensión entre una persona y otra, era comosi Cristhian y yo nos conociéramos de toda la vida y la química entre nosotras fuera tan grande que podría ser visible. Era bastante guapo y él lo sabía, podría conseguir cualquier muchacha solo con su mirada...

-Hola Ali – Me sobresalté, estaba tan absorta en mis pensamientos que no me di cuenta qué la madre de Cristhian se estaba sentando enfrente de mi.

-Hola Rebeca – Le sonreí.

- ¿Dónde está tu padre? - Preguntó haciéndole un gesto al camarero para que limpiará nuestra mesa.

-Se ha ido ha hablar con los médicos, resulta que son sus amigos y estarán hablando de cosas de béisbol y esos deportes – Reí y ella me siguió.

-Bueno pues mientras viene tu padre podríamos dar una vuelta por aquí, llevo aquí unos días y todavía no he visitado el pequeño riachuelo que hay detrás del hospital-

Señaló un camino que supongo que sería por donde se va al lugar.

-Vámonos ya, por que con mi pierna escayolada vamos a tardar un buen rato.

Me levanté de mi asiento, cogí mis muletas y me puse a andar como pude con Rebeca. Se notaba que era una buena mujer y que quería bastante a su hijo. Me estuvo contando que el padre de Cristhian trabajaba fuera y que venía muy poco a ver a su hijo, me dijo que desde bien pequeño para Cristhian su padre siempre había sido un ejemplo a seguir hasta que llegó su etapa de adolescente y se empezó a dar cuenta de que su padre le importaba más el trabajo que su propio hijo, y poco a poco empezó a odiarlo, a eso se unió que Rebeca y el padre se tuvieron que separar por cosas que no quiso comentar, aun que me podía hacer una idea con un hombre que esta solo para el trabajo. Sentí pena por Cristhian, sabía como se sentía el no ser querido por alguien especial para ti y más siendo un niño que no sabía de la vida y se tubo que ir dando cuenta él solo del golpe...

Cuando terminó de contarme eso me di cuenta de que ya habíamos llegado, mi cara se quedó de cuadro al ver el precioso lugar que teníamos detrás de este hospital. El agua era cristalina hasta tal punto que se podía ver como nacía las pequeñas plantas del fondo, la corriente nacía de una pequeña cascada en la que se encontraba grandes piedras que impulsaban el agua que inundaba todo el riachuelo. El pequeño río no parecía tener gran profundidad, aproximadamente podría llegar por las rodillas. Había varios patos nadando en dirección del agua que se iban comiendo los cachitos de pan que la gente echaba, seguro que era el pan del hospital que nadie se comía.

Rebeca y yo nos sentamos en un banco a observar como los patos se comían el pan.

- ¿Sabes? Mi hijo puede parecer muchas cosas malas, pero yo sé que es un chico genial y que tiene un enorme corazón – Me miró convenciéndome de ello.

- ¿Quién lo pone en duda? – Fruncí el ceño.

-Que yo sepa nadie, pero es que esa chica con la que está... no creo que mi hijo merezca una chica como esa- Estaba preocupada.

-A mi tampoco me cae muy bien- dije sonriéndole y ella hecho una pequeña carcajada.

-Pero bueno no tengo nada que hacer. Así que cuéntame ¿como está tu amiga? - Fruncí el ceño, no recuerdo habérselo contado- Me lo ha dicho Cristhian - Me contestó como si hubiera leído los pensamientos.

-No me quieren decir como está así que espero que bien- Me acordé de mi plan para está noche y entonces sonreí con malicia, esto tenía que salir si o si.

MI IMPRESIÓN MI JEFEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora