- ¡Oye Kyle! - el grito provino desde abajo.
El muchacho se movió entre sus cobijas, buscando enredarse más entre ellas y sus almohadas. ¿Por qué no lo dejaban dormir? Él solo pedía eso.
- ¡Reed, abre la puerta o lo tendré que hacer yo! – esta vez, golpeaban la puerta consecutivamente. – Tu madre me dio permiso, así que puedo derribar la puerta si quiero.
-Dios. - el castaño se levantó sin abrir los ojos y caminó hacia la puerta de su habitación, enredado en sus cobijas. - ¿Por qué quieres dejarme sin puerta? - preguntó en queja una vez que abrió la puerta, soltando un largo y tendido bostezo cuando se encontró con los ojos de la única persona que lo despertaría así.
-Sabes que sería imposible, no tengo la fuerza para hacerlo. - se cruzó de brazos y bufó. - Necesitaría un par de jugadores del equipo de Hockey. - sonrió de lado y entró a la habitación cuando el muchacho emprendió camino hacia su cama; otra vez.
-Finny ¿Por qué estás aquí un domingo por la mañana? – Kyle se tiró boca abajo y sintió que su cama estaba más cómoda que otros días.
Finn bufó una risa y se sentó en una horilla del colchón. - ¿Por la mañana? Ya es medio día tonto. - la muchacha se burló y palmeó el trasero de su amigo. - No puedes volver a dormir, tenemos un lugar al que hay que ir.
-No recuerdo haber hecho planes.
Young puso mala cara y volvió a golpear a su amigo, esta vez con el objetivo de que el chico se quejara de dolor y ella logró su cometido cuando este lloriqueó. - ¿Cómo podrías siquiera recordarlo? Te emborrachaste y prometiste no hacerlo.
Kyle abrió los ojos al escuchar las palabras de reproche de la morena y se sentó en la cama, encontrándose con la mirada molesta de Finn Young. - ¿Tan mal estuve?
-Hmp. - la chica desvió la mirada y se puso de pie. - Cámbiate, los chicos nos están esperando. - Finn caminó hacia la puerta y se detuvo en el umbral. - No tardes. - dijo antes de cerrar la puerta.
Reed parpadeo aturdido y su mirada se perdió por un momento en la madera de su puerta. - ¿Los chicos? - el castaño se paró perezosamente, despojándose de las cobijas, quedando en una ligera camiseta de tirantes y caminó hacia la ventana que daba a la calle de enfrente.
Ahí estaban, el grupo de chicos con los que había salido la noche anterior. Era medio día y ya tenían la energía suficiente para estar riéndose de esa forma escandalosa.
Una mano ondeándose llamó la atención de Kyle, sus ojos recayeron en aquel cabello negro y ondulado. - Miller. - pronunció aún con pereza y devolvió el saludo sin muchas ganas.
El pelinegro estaba recargado a un costado de su coche y sostenía un cigarro entre los dedos de su mano derecha. Los ojos azules de Ayrton Miller no se desviaron de Kyle hasta que este se separó de la venta y desapareció hacia el interior de la habitación.
Ayrton llevó el cigarro a sus labios y aspiró para después soltar el humo entre un suspiro. – Quizá, si lo intento. - pasó la punta de la lengua sobre sus labios resecos para después mordisquearlos un poco. – Pero... Ugh. - el pelinegro desordenó sus cabellos con la mano libre y regresó el cigarro a sus labios.
-Kyle bajará en un momento. - Finn anunció desde la puerta principal. La morena bajó los dos escalones y caminó hacia el grupo de chicos. - Aún estaba dormido cuando subí, así que...- la chica les sonrió con nerviosismo.
Los ojos azules de Miller fueron directo hacia la muchacha y una sonrisa surcó en sus labios. – Está bien, esperaremos. - el muchacho miró la hora en su reloj de mano. - Aún tenemos tiempo.
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C L O S E T
Teen Fiction- 𝘋𝘦 𝘳𝘦𝘱𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘥𝘪𝘤𝘦𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘮𝘪𝘳𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘮𝘪𝘴 𝘰𝘫𝘰𝘴 𝘷𝘦𝘴 𝘦𝘭 𝘱𝘢𝘳𝘢í𝘴𝘰, 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘭 𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘯𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘢𝘴𝘵𝘦 𝘦𝘴 𝘥𝘦𝘮𝘢𝘴𝘪𝘢𝘥𝘰 𝘩𝘦𝘳𝘮𝘰𝘴𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘴𝘦𝘳 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥. - 𝘔𝘦 𝘮𝘢𝘳𝘦𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘯 �...