Allen es un chico tímido y lleno de inseguridades. Por el férreo control de su familia y con el deseo de escapar de su pasado, a los dieciocho años acomoda sus maletas y se embarca en busca de su libertad.
Recién llegado intenta no llamar la atenció...
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Tras una noche de estudios interminable, logre completar el ensayo en plena madrugada. Tenía mucho que no me esforzaba tanto en un trabajo, pero esta investigación es muy importante para mí y me sentiré complacido y muy satisfecho al obtener la mayor calificación de la clase. Además, también es importante para Christopher, él me acompaño hasta altas horas de la noche, pero cuando la tenía bastante avanzada le pedí que se fuera a descansar. Tengo tantas ganas de ver su cara cuando el profesor nos de la calificación. Seguro estará súper orgulloso de mi y eso me emociona.
Ya estoy duchado y preparado para salir. Solo queda esperar a que Chris venga a buscarme.
CHRISTOPHER _ 7:14
—Estoy aquí, ¡baja ya!
Y esa es la señal. Desciendo veloz hasta la entrada.
—¿Qué tal? —saludo al acercarme al auto.
—¿Cómo está mi estudiante estrella? —habla alegre mientras me abre la puerta del copiloto.
Siento mis mejillas calentarse por su comentario.
— ¿Tuviste una noche larga?
—La definiría como bastante productiva —respondo con una sonrisa de satisfacción.
—Dime que no te quedaste hasta tan tarde.
—Una o dos horas después que te fuiste —miento.
—Porque siento que me estas mintiendo —dice y acerca su rostro dejándolo a pocos centímetros del mío, tan cerca que siento su respiración. Entrecierra los ojos y veo como en la comisura de sus labios se forma una sonrisa —Estas amigas me dicen otra cosa —pasa su dedo por el parpado inferior de mi ojo donde se posa una norme ojera.
El cálido contacto genera una reacción eléctrica leve que cruza sin frenos por todo mi cuerpo. Esto a nada de sonrojarme completamente, pero sería muy vergonzoso. Lento alejo mi rostro y paso mi mano por la cara.
—Perdón, no quería... —se acomoda rápidamente en su asiento.
—Tranquilo, no pasa nada —digo entre una risa nerviosa.
—Sabía que continuarías hasta la madrugada —dice un poco nervioso— por lo que te traje esto —por entre los asientos busca una bandeja en los puestos traseros. En ella hay dos vasos. Apenas los pasa cerca el olor me inunda. Es café.
—Sé que te gusta los lattes de vainilla, pero creo que hoy te funcionara más este.
Me entrega uno de los vasos y le doy un pequeño sorbo. Me ahogo un poco, es un americano fuerte.
—Esto me mantendrá despierto por una semana —bromeo. El no puede evitar esbozar una sonrisa.
—Esa es la idea.
—¿Quieres leer todo lo que hice? —vuelvo la atención al trabajo.
