Capitulo 9

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La tarde y la noche pasaron demasiado rápido para Natouch, no le gustaba el hecho de que debía enfrentarse a su jefe. Esa tarde cuando se fueron a la habitación del hotel, él muy cariñosamente, lo llevo a la cama, le cambió la ropa, le dio a tomar un poco de agua y con un "Mas tarde hablamos" lo dejó descansando. Varias veces había entrado para ver cómo estaba pero él se hacia el dormido y entonces el hombre volvía a salir, ahora ya no había escapatoria, iban a cenar todos juntos y no podía decir que estaba indispuesto, tenía que asistir y luego enfrentar a su jefe, igual, tarde o temprano su pasado lo alcanzaría, era mejor enfrentarlo ahora y desaparecer para siempre del mundo de la servidumbre, su vida podría ser algo mejor que eso y lo iba a lograr.

-¿Ya estás listo, Natouch? - pregunto Ohm acomodándose la camisa, él lo miro a través del espejo donde está dándose un último vistazo, tenía puesto un traje de pantalón y chaqueta de color azul a juego con una camisa blanca sin usar corbata dejando ver un poco de piel alrededor de su cuello, el traje iba acompañado de unos zapatos color negro que iban acorde con todo el conjunto, su cabello estaba peinado hacia atrás y se había colocado un poco maquillaje para disimular un poco lo agotado que estaba emocionalmente. El asintió hacia su jefe y este se acercó para tomar su brazo y salir de la habitación.

Natouch estaba nervioso, sentía que iba al matadero, su jefe está increíblemente callado y un poco más serio, no le ha dicho ningún apelativo cariñoso y no ha tratado de tocarlo de manera intima, y Dios sabe que su jefe no se cohibía en cuestión de tocarlo estando solos o acompañados. Al llegar a la planta baja caminaron directo a uno de los tres restaurantes que tenía el hotel, él no se da cuenta que él la guiaba al Nozu en vez de llevarla a Sukrya, el restaurante con temática Hindú.

-Reservación de Ohm Thitiwat- dijo el moreno al maître en la entrada, este, sin revisar la lista asintió y tomo dos menús para guiarlos adentro, no todos los días tienen personas tan importantes como un Thitiwat en su hotel y así no tuviera reserva le harían espacio pero este maître ya estaba preparado, sabía de su preservación y todas las exigencias que conllevaban dicha reserva. Los llevó hasta un salón privado donde estaba una sola mesa para dos con música suave y privacidad absoluta.

-En un momento vendrá su camarero, disculpen - dijo el maître luego de que ambos se han sentado y desapareció para buscar al camarero más eficiente para ellos. Natouch noto el cambio, no estaban con los inversionistas y era una cena privada, ese era un adiós inminente que requería explicación antes de partir.

-¿Qué quieres ordenar, Natouch? - la voz de Ohm era neutra y Fluke se sintió temeroso, que su jefe lo trate sin ánimos es peor a que lo trate con rabia, el miro la carta y se limitó a pedir un asado negro con patatas salteadas con salsa de vino tinto, Ohm asintió tomando la orden en mente. La puerta se abrió dejando entrar a una camarera rubia y muy elegante que al acercarse no puede evitar impresionarse de la belleza del señor Thitiwat.

-Buenas noches, soy Sasha y seré su camarera esta noche, señor Thitiwat- su sonrisa es sutil pero coqueta, Ohm la miro una fracción de segundo, frunciendo los labios y vuelve la vista a Natouch.

-Mi prometido quiere un asado negro a la italiana, Para mi pollo Sinatra y ensalada de gambas frescas, también vino cabernet. - la chica anoto todo rápidamente

-¿Algo más, señor Thitiwat? - pregunto inclinándose hacia él, Ohm cerro la carta, tomo la de Natouch y sin dejar de mirar a su falso prometido le tendió las cartas a la camarera.

-No, retírate - gruño y ella enseguida salió de la sala privada. Natouch se dedicó a mirarlo durante unos minutos donde él no le devolvía la mirada, se dedicaba a jugar con el vaso de agua y la servilleta de tela.

-¿Podrías por favor terminar con esto y preguntar para que termine esta tensión cortante? - dijo angustiado y cansado.

Él lo miro de manera intensa y bajo la servilleta, tenía tantas preguntas en la cabeza que no sabía por dónde empezar. Debería ser sencillo pero el miedo en él fue palpable y mortificante, sabe que no fue algo fácil lo que paso con Fluke.

EL SIRVIENTE (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora