Una guerra en su imaginación

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Solía caminar en aquellas calles vacías que lo llenaban de nostálgia. Entre las farolas y la nieve sentía que su vida cobraba sentido.
La ciudad y su trabajo eran un completo asco, el aire acondicionado acababa con su paciencia y en su oficina había un caos total.
Su imaginación era el unico motivo para seguir caminando y no desvanecerse como los copos de nieve en su abrigo de pieles exóticas.
Se recosto en la grama que cubria los alrededores del sendero por el que hace poco caminaba, el frío de la naturaleza, el sonido del silencio hacia que todo se sintiese tranquilo, se dejó cubrir de aquella grama mojada y mientras caía en ese oscuro precipicio del sueño una figura se posó en su vista y tapo la luz de la farola que lo rescataba de la oscuridad total, aquella falsa tranquilidad se habría de esfumar. No podía distinguirla del todo, pero escucho la voz más dulces que jamás había escuchado.
-¿sera un angel y habré muerto absorbido por el estrés de este día de mierda?. Se preguntó con cara de tonto y tratando de distinguir entre las luces y sombras que provoca el despertar de esta breve muerte. La voz se dejó ver. Era una mujer muy bella, morena, de ojos cálidos y sonrisa perfecta.
--¿Que haces aquí tumbado? Dijo ella. La miro fascinado y le respondio muy amablemente.
-Simplemente me he dejado llevar.
--No deberias estar en estas calles. -¿Procuparme? Ese sería el menor de mis problemas, pero ¿que haces tú aquí?.
--Ehmm es una larga historia, pero necesito de tu ayu...
De repente algo chocó contra ellos y los absorbió en un viento tenebroso que hablaba y los cortaba con la velocidad de mil demonios. Él se revolvió e intentaba mirar a su alrededor, pudo observar como la nieve los perseguía y envolvia en un huracán de oscuridad. Sus manos en busqueda de que sostenerse, con todas sus fuerzas y habilidades intentó agarrarse a cualquier cosa en el camino, sin embargo todo era en vano. Sus cuerpos eran arañados y atacados en el viento por algo desconocido. Cuando por fin fueron soltados, cayerón, se sintió como mil cuchillos traspasando sus cuerpos, el sonido fue aterrador... él se levanto como pudo y salió en busca de ella, la encontró cerca de donde hace un segundo había caído otro objeto, el sonido lo guió mientras que las farolas seguían alumbrando tenuemente este nuevo edificio, que parecía sombrío y vacio.
La vio tirada en el suelo, cubierta de sangre pero su corazón aún latía. Miro a su alrededor cuando con delicadeza la tomaba por la cintura. Estaban ahora en una bodega vacía que era gigantesca, habían sido tirados en una ventana de vidrio por alguna fuerza extraña. La agarro en sus manos y ella sólo pudo pronunciar.
--Bés..a..me... Ese algo quería ingresar por la puerta principal, chocaba contra esta y no lograba transpasarla, pero no cesaba en su proposito. Él la miro tumbada contra su brazo... aquello acababa de tirar la puerta y se aproximaba como una tempestad blanca sobre aquella hermosa oscuridad... él seguia encantado por la belleza de la mujer que tenía en su regaso, entonces camino como un borracho sobre sus ondulantes cabellos y la beso tan lentamente que hasta los copos de nieve cesaron en su tragica tarea de acabarlos...
Fue todo una ilusión, pero nada más hermoso que aquel amor imaginado que se vuelve perfecto en las lágrimas de un cielo cubierto de estrellas y de unos ojos que son tan hermosos como la luz del sol al amanecer.
Entre abrió los ojos, y ahí estaba ella, observándolo en la banca del frente...mientras bajaba su libro, los tranceuntes lo miraban, cuál tonto vagabundo tirado en medio de la acera, recostado en la grama, olvidando los pesares del día, viviendo y descansando de la maldita realidad.

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