El frio que calaba en mis huesos era abrumador, los latidos que retumbaban en mis oídos me aturdían de maneras que solo creía posibles en mis pesadillas. No estaba seguro si todo esto era obra de sus manos o del alarmante silencio de la noche que dejaba sin habla alguna en esta extraña tempestad que ocurría a mí alrededor.
Las calles estaban encharcadas y los automóviles pasaban como estrellas fugaces ante mis ojos. Ojos que estaban cansados de la oscuridad, pero que tampoco podían aguantar la luz, ojos que solo miraban fijamente la vida pasar ante ellos sin que esta diera algún indicio de detenerse. La vida sigue, al igual que las gotas de agua amarga que caían sobre mi delicado cuerpo.
Extrañaba el sol, pero la lluvia también servía.
Solo era cuestión de sentir algo en mi piel, algo que me hiciera sentir... Vivo.
Que no solo mis pulmones y mi cerebro me lo indicaran, sino también algo más, no solo alguien que solo podía ver en mis sueños y pesadillas durante días y noches, horarios en los cuales no se me permitía comer, ni beber. No podía hacer nada.
No.
Antes no podía hacer nada, ahora podía hacerlo todo.
Respirar dolía a horrores, pero atribuía el dolor a la maratón que había hecho para llegar a este lugar, honestamente no quería sacar conclusiones pero tampoco quería quedarme a averiguar qué tan mal estaba de salud. Resumiéndolo todo, tenía un frio infernal, estaba empapado de pies a cabeza, me dolía el pecho a niveles asmáticos, no traía zapatos y no tenía idea de en donde estaba o a donde debía ir.
Estaba solo en esto y debía aceptarlo.
– ¡Oye, niño! – Escuché que llamaban haciendo que volteara en dirección a esa voz. – ¿Necesitas que te lleven? – Preguntó consiguiendo sacar una ligera sonrisa de mi rostro.
Tal vez no tenga que conformarme.
(...)
Lo primero que sentí al despertar fue el punzante dolor en mi cara y cabeza, como si una migraña estuviera penetrando en mi cabeza cual cincel. Queriendo ubicarme trate de abrir mis ojos. Mala idea, apenas los abrí la luz me cegó causando que el dolor que punzaba desde la parte de atrás de mi cráneo aumentara y ahora taladrara mis ojos, afortunadamente solo duro unos segundos antes de que volviera a intentar enfocar mi vista a la lámpara que brillaba en mi rostro. ¿Quién la puso ahí de todos modos?
Tarde apenas unos segundos para darme cuenta que estaba en una cama, y que me habían despojado de mi bata. Luego de un tiempo de no sentir que otras partes de mi cuerpo dolieran (fuera de mi cabeza, que seguía palpitando) me di la tarea de voltear la mirada de la exasperante luz artificial y miré a mis lados para intentar orientarme. Estaba en el hospital, nada nuevo, estaba en una de las habitaciones públicas en donde habían varias camillas agrupadas con las cortinas cerradas a los lados, lo cual agradecía ya que no deseaba saber nada de los otros pacientes, menos con este dolor de cabeza, ahora la duda era ¿Qué accidente pude tener para acabar en una cama de hospital? No creía que hubiera tenido un accidente fuera de tropezarme o que me lanzaran algo a la cabeza que me llevara a la inconciencia.
Quise hacer memoria e intentar averiguar que pasó, pero el intentarlo solo agravaba mi dolor de cabeza.
Desistí en esa idea y resistí el impulso de levantarme no queriendo empeorar el dolor, solo deseaba una aspirina o lo que sea y largarme a mi casa, no quería ni ver a nadie. Sin embargo, mis deseos no fueron escuchados dado el hecho de que alguien había movido las cortinas dejando el paso a una de las muchas enfermeras que trabajaban en mi turno. La cual, al verme despierto, no tardo nada en cambiar su cara de estrés por trabajo a una mueca que debería ser una sonrisa.

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Nurse [«Vlad x Danny / Pompous Pep»]
FanfictionSiempre lo veía caminando por los pasillos con ese peculiar traje de enfermero de colores oscuros. Siempre ocultando sus labios con aquella mascarilla, siempre cuidándose de todos, siempre procurando por su salud. Su mirada oculta tras unos lindos l...