Desde muy temprana edad, Jungkook y Jimin se conocieron. Lo que comenzó como una simple amistad de niños se convirtió, con el tiempo, en algo mucho más profundo. A medida que crecían, sus sentimientos se volvían más intensos, pero también más complicados. Para Jungkook, cada mirada furtiva, cada sonrisa compartida con Jimin era un torbellino de emociones que no sabía cómo manejar.
Jimin se convirtió en su confidente, en su apoyo más sólido. Cuando Jungkook comenzó a cuestionar su propia identidad, Jimin estaba allí para guiarlo, para recordarle que no había nada de malo en amar a otro chico. Juntos, compartieron risas, secretos y sueños, creando recuerdos que Jungkook atesoraría para siempre en lo más profundo de su corazón.
Pero a medida que la adolescencia avanzaba, también lo hacían las presiones y expectativas de sus familias. Para Jungkook, el miedo a decepcionar a sus padres se convirtió en una sombra constante que oscurecía su felicidad. Cuando finalmente tomó la difícil decisión de poner fin a su relación con Jimin, lo hizo con el corazón roto pero convencido de que era lo mejor para ambos.
El silencio que siguió a su separación fue ensordecedor. Jungkook se encontró perdido en un mar de arrepentimiento y soledad, anhelando desesperadamente la presencia de Jimin pero incapaz de dar marcha atrás en su decisión. Cada día se preguntaba si Jimin estaba bien, si había encontrado la felicidad que tanto merecía lejos de su lado.
Entonces, un día, Jimin desapareció. Jungkook se dio cuenta de que no lo había visto bailar en el patio de su casa, como solía hacer todas las mañanas. Así pasaron semanas, nunca se atrevió a preguntar por el paradero del chico pero escucho que se había ido a Seúl a una academia. Por ello, jamás espero verlo la noche anterior.
El beso con Jimin seguía resonando en la mente de Jungkook como un eco persistente. Cada vez que cerraba los ojos, revivía la sensación de los labios de Jimin sobre los suyos, el tumulto de emociones que lo invadían en ese momento.
Sin darse cuenta sus pies se movieron y muy pronto Jungkook se encontraba parado frente a la puerta de la casa de los Park, con el corazón latiendo rápido en su pecho mientras se preparaba mentalmente para enfrentar a Lisa. Sabía que su relación con ella era tensa, marcada por diferencias de opinión y tensiones familiares, pero no podía permitirse retroceder ahora, no cuando su cuerpo ardía en desesperación por ver a Jimin.
Cuando Lisa abrió la puerta, su rostro mostraba claramente su desagrado, y Jungkook se preparó para la confrontación que sabía que vendría.
— Hola, Lisa, ¿estás ocupada? Necesito preguntarte algo. —Jungkook trató de mantener su tono tranquilo y cortés, a pesar de la tensión que se cernía entre ellos.
Lisa lo miró con frialdad, sin hacer ningún esfuerzo por ocultar su disgusto. — ¿Vienes a preguntar por Jimin? —su voz era cortante, con un toque de sarcasmo.
— Sí, ¿está aquí? —Jungkook intentó sonar lo más calmado posible, aunque la preocupación se reflejaba en su voz.
— No, Jimin ya no vive aquí. —las palabras de Lisa fueron como un golpe en el estómago para Jungkook, dejándolo sin aliento. La noticia de que Jimin ya no estaba en casa lo llenó de una sensación de vacío y desesperación.
— ¿Qué? —Jungkook apenas pudo articular la palabra, su mente luchando por procesar la noticia.
— Está viviendo con unos amigos. — Dijo, empezando a cerrar la puerta.— Ahora lárgate, mis padres no están asi que no es necesario actuar amablemente.
— Lisa, ¿no entiendes que yo tampoco deseaba esto? —Jungkook intentó mantener la calma, pero su frustración era evidente en cada palabra.
— No me importa lo que quieras o dejes de querer, Jungkook. Esto es lo que es mejor para nuestras familias y eso es lo que importa. —Lisa respondió con dureza, sin mostrar signos de ceder. — No soporto verte la cara.
Con un suspiro resignado, Jungkook se dio cuenta de que la discusión no los llevaría a ninguna parte. Se despidió bruscamente de Lisa y se alejó de la casa, sintiendo un nudo en el estómago y una sensación de impotencia que lo invadía.
Mientras regresaba a su casa, los pensamientos de Jungkook se volvieron hacia Jimin. ¿Dónde estaba ahora? ¿Qué estaba haciendo? La idea de que Jimin estuviera lejos después de haberlo tenido cerca tras tanto tiempo, le resultaba insoportable.
Jungkook observó su teléfono, todavía quedaba una opción, una que no había considerado por la vergüenza. Armándose de valor marco aquel número de teléfono que sabía de memoria pero nunca se atrevió a llamar.
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El pecado de amar
FanfictionA sus diecinueve años, Jeon Jungkook ha luchado por complacer a sus padres religiosos y estrictos, siguiendo obedientemente sus deseos incluso al precio de sacrificar su amor por otro chico para conformarse con la chica que sus padres han elegido co...