II

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Palabras: 5.032

Envidio tu locura, envidio el laberinto mental en el que te pierdes.

***

Dos días, tres noches. Eso faltaba para que el colegio comenzara, pero no le preocupaba.

Era una persona que disfrutaba del estudio. Le gustaba nutrir su mente con información, no volverse una persona ignorante.
La lectura era algo muy recurrente en su día a día, necesitaba ejercitar su cerebro, como a un músculo. Le parecía necesario tener un balance perfecto entre mente y cuerpo, ambas cosas iban en conjunto. Por lo que también mantenía una rutina física. Intentaba correr 30 minutos por día y al volver a su casa hacia alguna rutina que englobara más su tronco superior, ya sea con pesas o solo. 

No era del tipo que se mataba haciendo dieta, pero le gustaba comer bien. No exagerar en cantidades ni comer cosas con mucha grasa y/o azúcar.

También, parte de mantener su mente sana, es alejar a las personas. Si no permitía que nadie pueda causarle un dolor de cabeza definitivamente estaría bien. Por eso creía mucho en una distancia necesaria entre persona-persona... Dos metros serian adecuados, tal vez.

...

Si alguna vez le preguntaran como no quería una habitación daría una exacta descripción del lugar donde estaba.
Techo no tan alto, paredes color crema, el piso recubierto con una espantosa alfombra color carmesí que, realmente, odiaba. Tenía pocos estantes y apenas le entraba un escritorio con la silla.
Pequeña y con una ventana que daba directo al campus, si no tuviera cortinas todos podrían verlo. Horrible.

Cuando la gente lo ve nunca imaginaria que es alguien que disfruta el decorar, pero sí lo era. Sumando que el cuarto es desagradable, era completamente necesario poner algo para darle "color".

Abrió algunas de las cajas que había llevado con sus cosas. Libros, ropa, pesas, algunas pequeñeces para ejercitarse y sus queridos posters.

En la parte de la puerta que daba a su cuarto puso un gran calendario. No anotaba lo que tenía que hacer, para eso usaba su cabeza. Solo le gustaba tachar los días, lo incitaba a pensar en que cada día que pasa es uno menos allí. Era un juego psicológico ente él y el mismo.

Bien, tal vez eso era demasiado "universitario" el decorar su cuarto. Seguramente es algo que los estudiantes suelen hacer cuando llegan, adornar con sus cosas. Los hace sentir más cómodos, como que pertenecen. Y Harry estaba en la mierda, odiaba todo lo que hacían los jóvenes estudiantes y él estaba haciendo algo perteneciente a esa especie de la que se sentía tan alejado, por lo que no le quedó otra opción que odiarse también.

Dejo las cosas así, mañana terminaría.

Salió hacia la sala principal de su cuarto y la miro, estaba vacía. Obviamente tenía que decorar junto a su compañero. Rodo los ojos frente a la idea de entablar una conversación con el sobre que sillón poner o que mesa comprar.

En la puerta de la otra habitación había un cartel con su nombre. El cuarto esperaba la llegada de "Liam Payne". Nombre pretencioso, ¿No?

Un chico rico que probablemente solo le traería dolores de cabeza con sus cosas de "Papa no me compro el último deportivo que salió". Asqueroso desde cualquier punto. Intentaría estar lo más alejado posible de él y de su cuarto.

...

Estaba parado frente a la puerta de "Liam Payne" con los brazos cruzados apoyando su hombro en la pared que tenía a la izquierda, sus pies también cruzados. Parecía negado a aceptar un compañero, su cuerpo lo demostraba.

Us & Them || Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora