Funeral.

89 3 0
                                    


Me encontraba sentada en el sofá de la casa totalmente quieta observando todo y a la vez nada, podía notar como todas las personas a mi alrededor —que se encontraban en el lugar— parecían estar haciendo todo en cámara lenta, algunos de ellos me de...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Me encontraba sentada en el sofá de la casa totalmente quieta observando todo y a la vez nada, podía notar como todas las personas a mi alrededor —que se encontraban en el lugar— parecían estar haciendo todo en cámara lenta, algunos de ellos me decían algo, pero no lograba entender nada.

Había tantas personas que me sentía abrumada, pero no me movía ningún centímetro.

El lugar estaba repleto de arreglo de flores y aun con todas estas personas la casa se sentía totalmente vacía. La persona que estaba sentada a mi lado se había ido ya que pude sentir como cojín del sofá volvía a su posición original, quizá esa persona se canso de estar a lado de alguien que no emitía ningún sonido o sentimiento.

No me sentía completamente presente en mi cuerpo, desde donde me encontraba podía visualizar a las personas salir y entrar, pero me sentía tan fuera de sí que creo parecía un maniquí, si no fuera por mi respiración y que de vez en cuando parpadeaba las personas lo habrían creído.

De pronto vi como una mujer se acercaba a mí, llevaba un vestido negro hasta debajo de sus rodillas, parecía tener algunos cincuenta años, en su rostro se podía notar que había estado llorando hacía unos minutos, mientras yo veía eso ella tomaba mi mano, pero realmente no logre sentir aquel tacto, no duro mucho aquello, al parecer había logrado ver a alguien más y se retiró rápidamente.

La mayoría de los presentes me veían, ya estaba acostumbrada a las miradas, pero estas eran diferentes.

Siempre había sido observada o apuntada por las personas por la falta de color en todo mi cuerpo, debido a mi condición genética, —albinismo— mi abuela paterna lo tenía, pero no la conocí ya que murió antes que yo naciera.

Pero hoy, justo hoy, me observaban porque...

Mi...

Era doloroso incluso pensarlo. Podía notar la lastima en su mirada, así que las evitaba, me limitaba a observar sus vestimentas, como se movían, su forma de caminar o los zapatos que llevaban, pero no veía sus rostros.

No se como es que llegamos hasta aquí, no lo tengo del todo claro, todo paso demasiado rápido. Justo la semana pasada estaba muy contenta porque había sido aceptada en la universidad que había soñado, me iría a vivir sola, seria independiente, lo mejor de todo es que podría visitar a mi hermana, era todo lo que había querido desde que entre a la preparatoria, ahora eso parece tan insignificante por poco casi sonrío de forma irónica, que patética.

En el fondo de la sala, vi a papá abrazando a una destrozada mujer, quien no paraba de llorar desde ayer en la noche, quien parecía estar sufriendo más que todos, quien ni siquiera podía mantenerse de pie sin que sus piernas flaquearan, esa mujer que tenía el corazón destrozado, la cual era mi madre.

Yo no había soltado ni una sola lagrima desde que la noticia había llegado a nosotros, no sabia con exactitud el porqué, quizá aun me encontraba en estado de negación, no estoy segura.

Sueños gélidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora