Capitulo 2

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Creta, Grecia.


     Los rayos del sol llegaron a su cara, abri pesadamente sus ojos,  di un gran bostezo, levantandome de mi cama, hoy la madre superiora tendría que irse a Venecia, aunque le rogué que me llevara, ella me dijo que tendría que quedarme aquí a cuidar el orfanato, al principio me moleste mucho, sin embargo me calmo diciéndome, que era el mayor, que tenía que quedarme aquí porque confiaba que yo los protegería a todos.

Caminé y me asomé por la ventana, la agradable brisa de creta golpeo mi rostro, suspire.

Tuve un sueño espantoso, soñé con fuego mucho fuego, buscaba desesperadamente a los huérfanos, hacía todo para no quemarme pero el fuego parecía perseguirme y ha donde iba, el fuego seguía y quemaba todo a mi paso, era como si yo llevase el fuego algo me hacia sentir culpable.

La puerta de mi habitación se abrió, Alexander se asomó buscándome con su mirada.

— ¿Qué pasó Alexander? — le preguntó con duda.

— Dice la madre superiora que te encargues de los rebaños y después vayas a verla, por favor. — me habló mientras buscaba mis zapatos y una muda de ropa.

Volteo a verlo.

— De acuerdo, ahora voy. — le respondió el se despide con una mano antes de salir, abro uno de los cajones y encuentro aquel collar con una extraña simbología, era extraña, nunca había visto uno así, solo en su libro sin embargo estaba en turco y aún no comprendía en su totalidad el idioma, empiezo a verla con más detenimiento, perfectamente, los diamantes estaban colocados y la esmeralda aún resplandece a pesar del polvo que la cubría.

¡Estevan! — Escucho como me mandan a llamar a lo lejos.

— Voy — Grito colocándome el collar y tome mi crucifijo antes de cambiarme.




















Estambul, Topkapi.



   Entró bruscamente a los aposentos de su hijo sin tomarse la molestia de reverenciar

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   Entró bruscamente a los aposentos de su hijo sin tomarse la molestia de reverenciar.

— ¡¿Qué has hecho ahora?! — Grito la valide a Bahadir.

— No entiendo de que hablas madre— dijo con inocencia sentado en su trono.

— hay hijo – soltó una risa sarcástica — Dime que has hecho o será peor para ti, fuiste tú ¿no? — Volvió a preguntar y este no le respondió — tú mandaste quemar vivos a los Paşas que ayudaban a la gente delante de todos —  le reprochó, Bahadir se levanta de su trono y toma una copa de vino harto de escuchar a su madre.

AKRAM | el inocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora