Creciendo

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El día en que Levi decidió organizar una pequeña fiesta en su salón, a modo de celebración para sus estudiantes que pasarían a cursar su primer año de primaria, que se suponía que debería de recordar como un día lleno de caras felices y risas se vio estropeado por el llanto de cierto niño, Eren.

—N-No... yo no... yo no quiero separarme de usted, señor Levi —pronunció el pequeño alfa interrumpido por los jadeos de su llanto—. Quiero quedarme... aquí con usted, uhh...

Oh vaya, se suponía que sus pequeños debían disfrutar de ese día, pasarla bien y estar felices, pero aquel lloriqueo por parte Jeager no reflejaba precisamente felicidad. Llanto era lo último que esperaba presenciar ese día, en verdad Eren siempre lo sorprendía.

—Eren —lo llamó el Omega arrodillándose a su altura—, has crecido, ahora eres un niño más grande.

Pero no hubo respuesta por parte del menor más allá de sus incontables sollozos. Levi se preguntaba ¿Qué podía hacer para calmarlo? Varios de sus pequeños alumnos observaban preocupados a Eren, por supuesto, a cualquier pequeño le llamaba la atención ver a alguien llorando en un ambiente alegre, y Levi no podía permitir que su fiesta preocupara a sus niños por el llanto de Eren, así que pensó rápido.

—¿No habías dicho que crecerías mucho para estar conmigo?

¿Qué si había aceptado su condena como futura esposa de Eren? No, en lo mas mínimo, ni en un millón de años, simplemente utilizó lo que con seguridad atraería la atención del menor.

Vio el rostro de Jeager detener las muecas inconscientes de su llanto, abriendo sus llorosos ojos que brillaron ante las palabras del mayor. Levantó su pequeño rostro para verlo a la cara, queriendo oír más.

—Me parece que quieres quedarte como un niño de preescolar, y los niños de preescolar no pueden casarse con nadie.

El llanto se había detenido por completo, y su expresión afligida se vio rápidamente reemplazada por una de sorpresa y un jadeo hacia adentro.

—¡No es así!

Eren limpió los líquidos de su rostro con su ropa rápidamente, Levi no se detuvo a pensar en que aquello era asqueroso, tan solo vio a Eren intentando ser un niño valiente.

—¡Voy a crecer, definitivamente voy a crecer! —aseguró con un tono tan firme como su voz infantil se lo permitía.

Eren se veía tan convencido de lo que decía, era un niño pronunciando afirmaciones que diría un adulto, por supuesto que era un tanto gracioso por decir lo menos, aunque también provocaba ternura en el azabache.

—Ya veo, entonces dejarás de llorar porque estás feliz de estar creciendo.

Levi observó a los grandes y verdosos ojos del menor, aún brillantes por los rastros de lágrimas que el llanto había dejado en ellos.

—Eren, te traje tu plato, pude salvarlo de Sasha, come.

Se escuchó de pronto una voz ajena a las suyas, una voz femenina, calmada y monótona. Mikasa. La pequeña hermanastra de Eren había llegado con uno de los platos de cartón en sus manos, un plato cubierto con golosinas y algunas frituras. Levi no estaba de acuerdo en que los niños comieran tales cantidades de chatarra, pero era una ocasión especial.

•••

Debió haberlo visto venir. No ¿Cómo iba a hacerlo? ¿Por que iba a creer que un niño de kínder seguiría yéndole a ver después de pasar a su primer año de primaria? ¿Cómo prever tal cosa? La mayoría de niños de esa edad olvidan a su antiguo profesor para pasar fácilmente al siguiente. 

Hasta que te fijes en mí [EreRi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora