No durmió en toda la noche, solo intentaba mantener en su cabeza el sonido de voz de su hermana, era ronca debido a la falta de uso, también temblaba, como si hubiese tenido la valentía de hablar pero a la hora de hacerlo se hubiera arrepentido. No la quiso presionar, ya era demasiado su nivel de desesperación la noche anterior.
Se levantó y por primera vez en ocho años tuvo miedo de ver a Alison, no creía que fuera capaz de verla a los ojos. No después de anoche, porque a pesar de que no intentó hacerla hablar, se había sentido una usurpadora en su habitación.
-Hola - reconoció la voz ronca de su padre, y por un momento creyó que era incorrecto no decirle a su padre lo de Alison. Pero luego ley entendió, ahora compartían un secreto. Y prefería que fuera así.
-Buen día padre -Se limitó a decir y decidió que era mejor consultar con su hermana sobre su repentino cambio en común.
Se volvió y con toda la valentía que le quedaba, entró en la habitación de Alison.
No la vio.
-Supongo que viernes a hablar.
Una voz más dulce la recibió. Era cierto, quería hablar pero creyó que era un acto de indiscreción. Se mantuvo en silencio.
-Prometo hablar en la noche pero no... solo no intentes pensar mucho en eso.
Cuando terminó de hablar, dejó la habitación. También dejó a Gemma muy confundida.
"Bien Supongo que debí esperar algo como esto" pensó Gemma sin poder evitar sentirse decepcionada, enserio esperaba algo un poco menos abrumador. Nunca se sintió muy interesada por la historia de Alison, pero ahora mismo estaba deseando conocerla.
Salió de la habitación se su hermana, y se dirigió a pasos torpes hacia el baño.
Tomó una ducha, una muy larga. Y pensó en todo lo que había sucedido, en su madre en viajes de trabajo, en su padre sin trabajo, en su hermana.
Sintió una fuerte punzada en su cabeza, supuso que era por el agua helada. Salio del pequeño cubículo que era la ducha y se envolvió en una toalla.
Salió del baño y se encontró a la pequeña Alison en el suelo, supuso ella esperando el baño.
La ignoró, o al menos intentó hacerlo, sabía que una vez empezaran una conversación, esta no acabaría hasta que su hermana le contara toda la verdad. Oh Dios, era realmente abrumador cargar con todo esto, tal vez eran sus ataques de migraña o su estúpida costumbre de llevar una vida sin estrés. Estas situaciones ponían tensa a Gemma, hasta el punto de necesitar una gran siesta para aliviar su dolor de cabeza. No era común para ella saber secretos, y en realidad le gustaba ignorarlos. Desde pequeña las cosas habían sido así, e incluso cuando sus padres discutían, se ponían de acuerdo para que ninguna de sus hijas lo notara. Y era mejor para todos.
Se puso una camisa vieja y unos pantalones ajustados; bajó las escaleras y tomó su abrigo para tomar la perilla de la puerta con la intención de escapar del drama que estaba anclado en su cabeza. Pero fue interrumpida por un fuerte sonido proveniente de la planta alta.
Corrió por las escaleras y en el penúltimo escalón tropezó, pero con movimientos torpes se levanto para seguir con su carrera.
Entro a la recámara de Alison, y encontró el cuerpo tembloroso de su hermana en un rincón de la habitación, y en el suelo, completamente destrozado, se encontraba el móvil de color celeste de su hermana. Se acercó lentamente hacia la rubia, con cuidado de no asustarla, porque tenía miedo de que como un animal alarmado saliera disparada por la ventana.
Cuando estaba a dos pasos de llegar, su padre entro y sin miedo alguno se acercó a la mas pequeña de sus hijas y la envolvió en uno de esos abrazos que te hacen querer aferrarte a esa persona y no soltarla nunca, pero Alison no se movió.
-Gemma -Habló George en tono demandante, y por un momento Gemma tuvo miedo.- Tendrás que explicar esto y lo sabes.
-¿Porqué debería hacerlo? ¡Yo no tuve nada que ver!.
-¡No me importa, Gemma! ¡Es Alison de quien hablamos! Es tu hermana, pero parece que no te importa.
-¡Es mi vida, y no quiero compartirla mas!
-¿¡Que es lo que pasa contigo, Gemma!?, ¡ Tu nunca has sido así! -Se exaltó su padre, con una expresión en su rostro que solo se podía descifrar con una palabra: Decepción.
Y por primera vez en los últimos ocho años, Gemma sintió que su medio hermana se había robado la atención de sus padres, su cariño.
Se sintió la persona mas egoísta del mundo, e intentó reprender esos pensamientos hacia su hermana pero simplemente no podía mas.
Explotó.
-¿¡Qué pasa conmigo!? - Habló Gemma con ira-¡aún lo preguntas! ¡pasa que desde que Alison llegó a la casa, soy yo la que debe cuidarla, cuando debería estar haciendo locuras como la adolescente que soy!.
-¡Siempre supiste que no teníamos tiempo de cuidarlas a las dos! ¡Siempre trabajamos para mantenernos a flote! ¿¡Crees que es fácil para alguno de nosotros tener que trabajar pensando en lo que pueda pasar con ustedes!? ¡Tenemos que manejar a dos adolescentes! ¡A DOS! -Habló su padre como si fuera la cosa mas detestable que hubiese tenido que hacer alguna vez.
-¡Ella nunca pidió salir de las calles!, ¡Debiste pensar en esto antes de recogerla!.
Y de repente, como una trampa para ratones, la mano de su padre voló a su mejilla derecha para dejar una escandalosa marca de color rojo. Pero el escozor en su carne no era nada comparado con la decepción de los ojos de su padre, o el dolor de la traición en los de su hermana. La había cagado y esta vez no creía poder remediarlo.
Corrió, cruzándose en el camino de los autos y uno que otro vecino que paseaba a su perro.
Ya no le importaba nada, sabía que esto había dañado su amada rutina.
19 Abril 2008 / New york
Un par de niñas rubias jugaban en unos pequeños columpios de color rojo. Se divertían mirando hacia el cielo cuando el columpio subía, lo cual les proporcionaba una extraña sensación en la boca del estomago.
-¡Alison! ¿Porqué nunca hablas?-Dijo inocentemente la pequeña Gemma.
Alison se limitó a negar con la cabeza mientras sus ojos se ponían rojos.
Gemma había visto esa misma reacción en su madre, cuando murieron sus abuelos. Recordó que en ese entonces no sabía lo que significaba la palabra "morir", pero su madre no dejaba de repetir esa palabra. Y el día que decidió preguntar que significaba su madre había vuelto a llorar.
Así que simplemente se acercó a su hermana y prometió:
- Siempre te voy a abrazar cuando llores.
El presente
Pero ese mismo día Alison lloró a mares, sin un hombro en el cual hacerlo.
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THE LAST DAY
Teen Fiction― ¡Alisson, corre!― Gritó Gemma, sintiendo como su garganta se desgarraba; aún después de tantas palabras, le seguía pareciendo complicado hablar. Y en ese preciso instante, en ese oscuro y sucio sótano, se sintió la persona más desagradecida del un...