En el inicio

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"Alisson Wolft", sonaba tan bonito. Esa simple frase sonaba hermosa, incluso saliendo de los rojos labios de la desagradable mujer del servicio social.

No sonaba hermoso por el hecho de ser uno de sus nombres favoritos; sonaba hermoso porque por fin, después de tantas noches de frío, esta pareja le había dado no solo un apellido, sino también un hogar, una familia a la cual amar.

Si, era su nombre, pero también era el apellido de aquel hombre y aquella mujer que le habían brindado todo. No le interesaba que fuesen sus padres "adoptivos", porque esa palabra era muy común en el orfanato. Muy pocos niños tenían la suerte de conocer a algún familiar; la mayoría de los infantes llegaban al orfanato y allí permanecían, tristes, perdiendo una pizca de esperanza cada día.

Muchos de los niños no salían de aquel oxidado lugar hasta que cumplían la mayoría de edad.

Alisson se sentía muy afortunada.

Pero también se sentía muy sola.



THE LAST DAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora