12.

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*Capítulo editado con escenas extra*


LENA

—Así que, por eso, los semidioses que me ayudan reciben una bendición muy poderosa. En fin, si logras completar la misión, estaré aquí en menos de lo que escribo un canción que esté en el top 10 de los Billboards.

Apolo era muy bueno con las palabras, casi me había convencido de que ayudarlo iba a ser lo mejor que me pasaría en la vida. Por suerte, no quería la bendición de nadie a menos que eso evitara la muerte de alguno de mis hermanos o campistas.

—Gracias, ahora se los comunicaré a los demás y... eso sería todo. Haré mi mayor esfuerzo.

—Eso me temo...

—¿Qué?

—Eso me temo... que no vayas a cumplir.

Fruncí el ceño, y realicé una reverencia exageradamente sarcástica antes de irme. 

Fui a hablar con Quirón y me quedé sorprendida de quienes lo estaban acompañando.

Percy, obviamente.

Annabeth, ya me lo esperaba.

Nico... ¿Qué?

—¿Qué hay de Tyson? ¿Dónde está?

—Les pedí a un par de campistas que lo buscaran, de seguro vendrá en unos minutos.

Su tono no era tan bueno... Algo estaba mal, o tal vez solo era mi imaginación.

—Entendido... Yo... Terminé de hablar con el dios Apolo y me explicó que necesita un pergamino muy importante, aunque este se encuentra en medio de Central Park y está custodiado por humanos y... monstruos.

—No entiendo... Para un dios eso sería pan comido —inquirió Percy.

—Sí, pero esos monstruos tienen (lamentablemente) la capacidad de sentir la presencia de los dioses y si alguno se asoma por allí a robarse el pergamino se iniciará una terrible batalla. Por eso debemos ir, robar el pergamino y dejar este —les mostré el que tenía en la mano izquierda —  en su lugar, así evitaremos las luchas innecesarias.

Antes de que alguien pudiera decir algo más, unos campistas entraron con cara de pocos amigos.

—No está, ya buscamos por todos lados, incluso le pedimos a  una hija de Hécate que nos ayudara y no está. Tyson no está en el campamento.

Abrí los ojos como platos.

—¿Qué? —dijimos Percy y yo al mismo tiempo.

—Eso es muy extraño, Tyson no sale sin permiso, y... —Quirón se quedó pensando.

—Debemos ir a buscarlo, Quirón. Ahora mismo —Percy sonaba angustiado y yo ni siquiera podía hablar. ¿La profecía ya había comenzado? ¿En donde me había metido? Y yo que pensé que este Campamento era mejor que estar en las calles sola.

—No, ahora ya es muy tarde y no sabemos dónde puede estar, si queremos actuar rápido y eficazmente tendremos que hacerlo mañana a primera hora. Para ello, pediré ayuda a la cabaña de Hécate, TODOS ustedes vayan a dormir y los veré a primera hora.

Yo seguía sin poder hablar, pero empecé a caminar lentamente hacia la cabaña 3.


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Lena Morris y la búsqueda del cíclope. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora