Capitulo 2

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En una parte de esta amplia pero solitaria playa, cubierto por la luz del atardecer, y acompañado por el sonido de aquellas relajantes olas del mar, se encontraba ubicado una vivienda, donde en la entrada de esta había una persona mirando aquel paisaje tan hermoso.

No dejaba de suspirar, era un suspiro no muy común, uno que por primera vez lo liberaba gracias al sentimiento enterrado en su joven y gran corazón, un suspiro de felicidad, algo así como... Sus ojos no dejaban de brillar a causa de ese sentimiento ya mencionado, era la primera vez que sentía algo así por mirar a un desconocido.

No tenía ni idea de quien era ese joven que había visto cerca de ese lugar llamado "La gran rosquilla", sabia que era alguien nuevo, pues hacia tiempo que Ciudad Playa no tenía visitantes nuevos, este lugar tenía muy poca gente viviendo aquí.

Sonreía, sonreía mientras tentaba su pecho, exactamente en la zona donde se ubica su corazón, el cual no dejaba de latir fuertemente, parecía que cada que lo recordaba, este latía más y más, jamás en tanto tiempo se sentía feliz hasta ahora, y le encantaba ese sentimiento.

—No he dejado de pensarlo... ¿Quién era? —Se cuestiono el adolescente de cabello rizado mientras se ponía de pie. —¿Cómo se llamará?... Quizá lo vuelva a ver...Espero —

Observo el cielo apunto de anochecer, el chico adoraba los atardeceres, era por eso que le sonreía al cielo, y más por recordarlo.

A él...

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8 horas...8 malditas horas...

¡SIN PODER DORMIR!

Se encontraba ahí, recostado sobre su colchón, tratando de poder conciliar el sueño y tomar un merecido descanso, al inicio lo había logrado, pero ese logro no duro mas de 1 hora, ya que su sueño se había esfumado en un instante, como si su sueño lo hubiera abandonado por alguna extraña y misteriosa razón. Su cabeza parecía darle vueltas, no sabía el porqué, desde este asoleado día cuando llego estaba todo tranquilo, jamás le había pasado algo así y no sabía porque le estaba pasando eso ahora, ¿Sera acaso el colchón?

No, el colchón era realmente cómodo, era el problema era él mismo. Si no era la cama, entonces, ¿Qué diablos era? ¿La habitación? ¿La casa? O ¿Acaso olvido algo antes de proceder a acostarse?

Fue tantas sus dudas que incluso hace rato se habían levantado para ver si las puertas y/o ventanas de su casa estaban cerradas, y efectivamente todas estaban cerradas, bueno, a excepción de una, pero cuando cerro la ventana, Kevin aún seguía con su insomnio. El de tez morena provo también en recostarse en el sofá de la sala aun siguiendo su teoría de que era el colchón de su cama, pero tampoco se sintió cómodo, de hecho el sillón (Al menos para él) era lo más incómodo para dormir, volviendo así a su habitación, donde se encuentra actualmente acostado.

—Debo estar volviéndome loco —Susurro el moreno con molestia mientras llevaba su almohada a su cara, trataría de conciliar de nuevo ese sueño que tanto buscaba, quería dejar de pensar tanto y poder dormir finalmente

Sin embargo, y para su mala suerte, la alarma de su reloj comenzó a sonar a todo volumen, repitiendo ese molesto pitido una y otra vez, indicando que era hora de levantarse. Al inicio Kevin ni se inmuta, seguía con la almohada en su cara aparentando que no escuchaba su alarma, pero la verdad era que entre mas sonaba su alarma, más enojado se ponía.

—¡¡¡AAAAAAAHH!!! –Grito a todo pulmón con estrés quitando su almohada de su cara inmediatamente.

Su primera acción al sentarse de la cama fue tomar su reloj digital al lado de su cama y lanzarlo contra la pared con toda su fuerza, provocando así que se rompiera en pedazos y callando así la alarma finalmente.

Aquellos Ojos... (Steven x Kevin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora