Pac… Pac…
Sonaba el martillo mientras estampaba con el clavo.
—¿Ahí está bien, piojosa? —pregunté a mi hermana, refiriéndome a la altura del clavo.
Ella se acercó y con un gesto de duda asintió levemente.
—¡Si! ¡Es perfecto! —exclamó con felicidad, mientras abrazaba mis piernas en la inestable banca de madera.
—Me caeré encima de ti si no paras —solté con sarcasmo.
Ella se separó y me volvió a abrazar con más fuerza. Un nudo en mi estómago se formó por la sensación de gravedad de mi cuerpo.
—Okey, okey, no te caigas —me soltó y me entregó el lazo derecho del gran cartel de cumpleaños.
—¿Vendrá tu amiga Lalisa? —le pregunté con curiosidad, sola para molestarle.
—Supongo que no has leído su carta, y no se llama Lalisa, es "Larissa".
Me reí en un suspiro mientras amarraba el lazo al clavo. No es mi culpa recordar su nombre.
—Tía Jane, ¿Que opinas? —preguntó, mientras yo bajaba del banco.
Los tres miramos el cartel enorme de "Happy Birthday" en color blanco. A mí parecer estaba bien y al parecer las dos pensaban lo mismo.
Ya eran casi las nueve de la noche y los invitados llegarían pronto, saben, siempre se les invita a las ocho en punto, para que vengan a las nueve. Gaby, fue a toda prisa a vestirse para su celebración, mientras tanto, yo me quedaría a verificar todo.
—Parece bastante feliz…—me dijo tía Jane.
—Lo está, será su cumpleaños dieciocho —sonreí—, además, vendrán todos sus amigos.
Mi tía, me tomó del hombro con ternura y dijo:
—Gracias por todo, Tony —muy pocas veces me llamaba Tony.
Sus palabras cargadas de emociones me hicieron dar un escalofrío, la quería de verdad, y darme cuenta de que nuevamente confía en mí, me hacía sentir más aliviado.
Abracé a Jane, ajustando su pequeño y delgado cuerpo entre mis brazos.
—Bueno, ya, veamos que hace falta —me sonrió.
Asentí. Y recordé algo importante.
—Falta más hielo —le comenté—, voy por él.
Decidido, tomé mi chaqueta de cuero y mis llaves. Abrí la puerta principal…
—No tardes, los invitados ya están por llegar —alzó la voz para que pudiera oírla desde la puerta.
— Ajá…—solté y cerré.
Vi como las amigas de mi hermana se aproximaba con vestidos cortos casuales, riendo y susurrando al verme. Las ignoré totalmente y encendí mi motocicleta, la moto arrancó de una sola estocada.
Hace unos años, me fuí de la casa, había peleado fuertemente con tía Jane y había escapado a la casa de Samuel, todo era tan confuso en aquel entonces, solo podía pensar en mis padres muertos, en la tía Jane angustiada y en el pavor y miedo que sentía a conducir un auto. Ahora me parecía absurdo haber peleado por eso, pero quien sabe, como dirán algunos, la "adolescencia". Solo sé que regresé con Gaby y Jane para jamás abandonarlas de ese modo, ellas me necesitaban, sobre todo Gaby, y la defraudé. Quizá por eso sentí algo de nostalgia por el agradecimiento que Jane me dió.
Llegué al mini-market, estacioné mi moto y bajé dispuesto a buscar el dichoso hielo.
Todo olía a chocolate y pisos limpios, podría ser mi segundo olor favorito, después de la gasolina, claro. Caminé hasta las heladeras, notando cada una de las marcas de productos, la mayoría pertenecientes a la empresa de los padres de Khai Jennar, es una cantidad de dinero inigualable, cualquier desafortunado que sea su prometido, se llevará tremendo regalito.
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Consentida ©
RomanceMe enamoré de una... Ricachona, mimada y consentida. Una historia donde todo puede suceder, donde la avaricia se convierte en deseo de amar; el dinero de repente no importa cuando pruebas una cucharada de libertad. ;) Lee ésta historia ;)