Task… Task… Task.
Debo mantenerme atento.
Task… Task… Task.
Cualquier error en este informe y se acaba mi pasantía.
Exhalé el aire comprimido en mis pulmones, me quedaba muy poco por hacer y mientras más rápido termine, más rápido disfrutaré mi tiempo libre.
El sonido del móvil me desconcentró.
Suspiré.
Task… Task… Task.
Nada me distraerá de terminar mi informe.
Siguió sonando.
Nada me distraerá de…
—¿Hola? —contesté el celular, sujetando el puente de mi naríz.
—¿Tony?… ¡Tony! ¿Que hay hermano? —habló con entusiasmo.
—Samuel, acabas de arruinar tres horas seguidas de concentración.
—Vamos, no seas aburrido…
Samuel, era un viejo amigo mío. Decidió dejar la universidad y dedicarse tiempo completo al taller de motos de su padre; yo trabajaba con él medio tiempo, mientras que la otra mitad estudiaba en casa ingeniería automotriz. ¿Por qué en casa?… Hay dos buenas razones por las cuales no me voy de ésta casa.
—… Solo te llamo para confirmar si vendrás a ayudarme hoy.
Imposible.
—Hermano, me será muy difícil. Tengo que buscar a Gaby de la prepa y luego ayudarla a decorar la casa para ésta noche…
Samuel guardó silencio por unos segundos.
—…¡Aaah! Hoy es su cumpleaños, ¿Cierto?, Vale, vale, se me había pasado… —rió él, y yo con él. Después soltó—:… No te preocupes contarás con mi prestigiosa presencia.
Empecé a reír.
—¿De qué te ríes? Sabes que siempre estaré ahí para patearte el culo—rodé los ojos—, además, estarán lindas chicas de preparatoria.
—Tranquilo casanova, son amigas de mi hermana.
—Hoy habrá otra fiesta —cambió de tema.
—¿Dónde?
—En la casa de Kim, habrá de todo, ¡va ser una pasada!
La tal Kim no me agradaba mucho, era porrista del equipo de lacrosse, pero jamás habíamos hablado. Sus fiestas eran las mejores y las más grandes, al igual que sus tetas.
Estaba apunto de aceptar la propuesta, pero el sonido de mi reloj me lo impidió.
—Samuel, hablamos más tarde, debo colgar.
—Te veo allá, hermano —sin más que decir colgué.
Dejé mi celular en el escritorio y me dediqué a darme una ducha rápida.
Me vestí con jeans negros ajustados, una camisa blanca remangada y mis botines color crema. Con el cabello aún húmedo, tomé mi celular y las llaves de mi moto, bajé las escaleras a toda prisa, con toda la intención de salir por la puerta principal… pero una voz me frenó.
—¿A dónde vas, Tontón?
Suspiré.
—Voy a buscar a Gaby —hice una pausa—, espero tengas la comida lista para cuando ella llegue.
La señora de cabello color caramelo parpadeó dos veces y luego asintió.
—Adiós…
—No llegues tarde Tontón —ella rió bajo.
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Consentida ©
RomanceMe enamoré de una... Ricachona, mimada y consentida. Una historia donde todo puede suceder, donde la avaricia se convierte en deseo de amar; el dinero de repente no importa cuando pruebas una cucharada de libertad. ;) Lee ésta historia ;)