ir

108 16 3
                                    

- Hola JooHeon

 Su grave voz sonó tranquila, y por su mirada no parecía siquiera haberse dado cuenta de que la respiración de JooHeon se había cortado. Su nombre saliendo de los labios del chico hizo que un escalofrío le recorriera entero. No entendía cómo podía conocerle, estaba seguro que jamás le había visto. Quiso levantarse, alejarse lo más posible de él, mas sus ojos era incapaces de apartarse de los contrarios. Negros como el carbón, escondían una calidez particular en medio de un mar de frialdad. 

- ¿Cómo sabés mi nombre? - balbuceó torpemente, respirando profundo cuando fue el chico quien desvío la mirada. 

 El muchacho abrazó las piernas contra su pecho, sonriéndole levemente al sol que se ponía frente a  ellos. - Te conozco más de lo que piensas. 

- ¿Qué mierda dices? Jamás te he visto.

- Es cierto - acariciaba la arena a su alrededor, parecía disfrutar de los nervios de JooHeon. - Jamás me has visto, pero te conozco perfectamente... al igual que tú a mí. 

 El seño de JooHeon se frunció. Las palabras del chico no tenían ningún sentido. Secó el resto de las lágrimas de sus mejillas, riendo con amargura. Aquel chico no era más que un imbécil que se había aprovechado de su estado. No necesitaba la lástima de nadie, menos que se burlaran en su cara. 

- Vete a la mierda - murmuró con la mandíbula apretada, levantándose. No obstante, la sutil risa del chico le hizo detenerse. 

- Siempre huyendo de tus problemas, JooHeon. - en ningún momento se volteó a mirarle. - Así jamás volverás a vivir. 

Regresó sobre sus pasos, la indignación le consumió de pronto. - ¿Disculpa?

Le vio palmear a su lado, indicándole que volviera a sentarse. Miró hacia los lados, el chico era su compañía en una playa desierta. Se convenció de que solo quería irse de allí, cuando en verdad lo único que quería era entender lo que estaba pasando. Sentándose a regañadientes, notó que en cuanto sus miradas se conectaban, el vacío en su pecho se volvía más liviano. 

- No dije nad de lo que no sepas ya, solo no quieres aceptarlo. 

- ¿Y cómo estás tan seguro? - decidido a seguirle el juego, JooHeon intentó controlar la bronca. 

Ahora fue el turno del chico de frustrarse. - Sé todo sobre ti, te conozco a la perfección.

- Entonces, si tú supuestamente me conoces tanto... ¿Por qué yo no tengo ni la más remota idea de quién eres? 

- Sabes quién soy, solo que nunca me has reconocido.- El rostro del chico se iluminó con una cálida sonrisa. - Siempre estuve para ti, siempre voy a estar para ayudarte. Debes confiar en mí. 

 Aunque su mente se negara, aquellas palabras le acariciaron con dulzura el corazón. El chico le había dicho lo que tanto deseaba oír, aún sin saberlo. Su cuerpo se relajó un poco. ¿Qué más daba confiar en un completo extraño cuando él mismo no se reconocía en su propio cuerpo? JooHeon estaba seguro que ya le quedaba poco por perder, por lo que solo asintió. Por unos minutos nadie habló, ninguno se miró, solo el tenue sonido de las olas besando la orilla llenó el silencio. 

- Cuéntame sobre ella - la petición del chico rompió la tranquilidad, al igual que todo en su interior. - Sé que te gusta recordarla. 

Intentó contestarle, pero su voz le había abandonado. La recordaba cada instante de su días, en cada sueño ella se hacía presente, mas no podía expresarlo sin romper en llanto. Sintió sus ojos aguarse, la impotencia se apoderó de él. Sin embargo, respirando hondo tomó el valor necesario para no derrumbarse por completo. 

- Ella era hermosa, la mujer más bonita que jamás he visto. Su pelo era largo, casi hasta la cintu...

- No JooHeon - el muchacho le interrumpió inexpresivo. - No quiero que me la describas, yo ya sé cómo ella era. Recuérdala más allá de su apariencia, recuerda cómo ella te hacía sentir. Recuérdala con el corazón, no con la memoria. 

 JooHeon fijó sus ojos en el agua. "Recuérdala con el corazón" esas palabras volvieron a resonar en sus oídos a la vez que sus ojos se cerraban. Llenando sus pulmones con el aire fresco, dejó que su mente viajase por un mar de recuerdos hasta llegar al indicado. Sonrío al verle nuevamente entre sus brazos, aún cuando sabía que todo se desvanecería al abrir los ojos. 

- Es todo y nada a la vez - murmuró, centrándose en la repentina calidez que invadió su pecho. - No tengo miedo cuando ella está conmigo, solo... felicidad. Siento que en cualquier momento el pecho me explotará del amor que ella me da y la impotencia de no poder devolvérselo me hace querer llorar. Quiero protegerla, es lo más importante que tengo y vivo con el miedo de que alguien pueda arrebatármela. El brillo en sus ojos es lo único que me hace despertar por la mañana, su risa es la mayor de las caricias. Sus delgados brazos me aprietan, pero jamás podría dañarme. Lo tengo todo cuando estoy con ella; nada podrá dañarme cuando su pequeña sonrisa ilumina todo a su alrededor...

 En tan solo segundos, la calidez se transformó en el peor de los vacíos, helando todo a su paso. Sin siquiera notarlo, sin que pudiera evitarlo, si amada se escapó de entre sus brazos, llevándose consigo parte de su alma. La desesperación comenzó a atacarle, quería recuperarla, quería que volviera a estar a su lado. Sin embargo, al abrir los ojos la soledad le recordó que jamás volvería. 

- La extrañas ¿No es así? - apenas pudo escuchar al chico por sobre el ruido que se había vuelto su cabeza. 

- Demasiado

- Entonces es tiempo de dejarla ir.

Your Ocean // JooKyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora