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Corrí hacia mi cabaña para llegar a tiempo, era la jefe después de todo ¿Qué tipo de ejemplo les daría a los demás al llegar tarde? Seguramente ninguno bueno.

Cuando llegue Silena ya estaba en el umbral de la cabaña con una tabla en la mano, lista para la inspección.

—Tarde, Chase.—Dijo con una sonrisa en sus labios, le devolví la sonrisa. Las hijas de Afrodita casi nunca se llevaban con las de Atenea. Sin embargo Silena y yo nos llevábamos maravillosamente. Excepto por el pequeño detalle de que ella se empeñaba todo el tiempo en molestarme diciéndome la linda pareja que haríamos Percy y yo, gritando a los cuatro vientos cosas como '¡Se ven tan tiernos juntos!' y '¡Una hija de Atenea y un hijo de Poseidón! ¡Un amor prohibido!¿No es eso tan romántico?' mientras aleteaba las pestañas exageradamente ¡¿POR QUÉ TODO EL MUNDO PENSABA LO MISMO?! ¿Acaso no entendían que éramos solo amigos?

Por supuesto que yo no lo veía como un simple amigo, me costaba admitirlo hasta en mis propios pensamientos que realmente lo quería de otra...manera. Él era muy valiente e inteligente ¿No? Digo, puede ser un sesos de alga insoportable pero en realidad era alguien inteligente, con sentido del humor y además guapo ¿Quién no querría de 'otra manera' a Percy Jackson?  Pero ni muerta lo admitiría.

—     ¿Mis hermanos están dentro?—Pregunte, necesitaba dejar de pensar así y prestarle atención a las cosas, si ellos estaban dentro estaría en grandes problemas.

—No, tienes suerte. Además ya termine la inspección, nada mal.— Me dijo, suspire aliviada.— ¿Me acompañas con las demás inspecciones?

—Si, por supuesto.

Se podría decir que inspeccionamos todas las cabañas y que ningún pensamiento sobre Percy cruzo mi cerebro y que Silena no saco el tema a relucir pero...sería una total mentira.

Fue cuando nos dirigíamos hacia la cabaña de Poseidón que empezó.

—Por cierto ¿Qué tal fue tu cita con Percy?— No pude evitar sonrojarme intensamente ante la palabra “Cita”. Está bien, no habíamos ido al cine por el ataque de esas empusas en su colegio y por la niña pelirroja que le coqueteaba a Percy ¿Por qué así fue no? Ella...suspire, esos pensamientos no me llevarían a ningún lado.

—Para empezar: No era una cita, el solo es mi amigo. —Dije con calma.—  Además no fuimos al cine por que unas empusas lo atacaron además estaba esa niña pelirroja que...— Seguí balbuceando incoherencias sin sentido para una hija de Atenea, había furia en mi voz.

—     ¡Wow! Para el carro, amiga ¿Niña pelirroja?— Dijo frenando el paso a pocos metros de la cabaña de Poseidón.

Suspire.

—Larga historia.— Mire su cabaña con el ceño fruncido.— ¿Sabes qué? Tengo cosas que hacer, nos vemos luego Silena.— Dije y así sin más me apresure a alejarme de aquel lugar. Necesitaba descargar mi furia y enojo así que me dirigí al ruedo de arena a entrenar. Está bien que yo usase el cuchillo que me regalo Luke pero un poco de entrenamiento con espada no le haría daño a nadie ¿Verdad?

Menuda sorpresa me lleve cuando vi un perro del infierno en el medio de la arena ¿Cómo rayos había traspasado los límites del campamento? Instintivamente mire hacia todos lados buscando una respuesta.

Me tranquilice al instante al darme cuenta de lo torpe que había sido. Un perro del infierno tan grande no puede pasar desapercibido en el campamento así que seguramente estaba aquí por alguna razón ¿Entrenarnos quizás? No, definitivamente no. Era posible que ese perro estuviera... ¿Domesticado?

— ¿Vas a intentar clavarle una espada también?— Dijo una voz a mis espaldas, me voltee rápidamente. Era un hombre que aparentaba unos cincuenta años, tenía una marca morada parecida a un pájaro en el cuello.

—     ¿Qué?¿Clavarle una espada 'también'?— Esta bien, había más cosas por preguntar como '¿Quién eres?' o '¿Que hace un perro del infierno aquí?' pero eso era lo primero que se me ocurrió preguntar, últimamente estaba muy distraída.

—Sí, hace un rato el hijo de Poseidón trato de matarla, pobre Sra. O'Leary. — Sesos de alga tenía que ser. Esperen ¿Sra. O'Leary? ¿Era hembra y además su mascota?

—¿Su mascota?—El hombre asintió y acaricio a la Sra. O'Leary. Camine hasta ellos.—¿Quién es usted?

—Soy Quintus, soy su nuevo instructor de combate. Ya sabes, como Dionisio esta fuera Quirón necesitaba una mano. —Dijo estrechándome la mano. En ese momento lo recordé, Quirón me había hablado de él. Realmente estaba distraída.

—Annabeth Chase, hija de Atenea. —Le estreche la mano, mirándolo precavidamente. Este hombre no me olía nada bueno y no es porque el hombre oliera como los establos luego de un mes sin ser limpiados.

—Hija de Atenea ¿Eh? Una vez salí de misión con una hija de Atenea...—Empezó un relato que para nada me interesaba, una vez que termino me despedí de Quintus y me dirigí hacia las canoas ¡Mi entrenamiento se había ido por el caño!

En el camino me cruce con Enebro que me saludo con una sonrisa triste, seguramente estaba pensando en Grover.

¡Grover!¿Cómo se me ocurría olvidarlo en momentos así? Mi amigo tenía una semana para encontrar al dios Pan. Su padre y su tío habían desaparecido persiguiendo el mismo sueño y el verano anterior Grover había escuchado una voz diciéndole “Te espero”. La única alternativa era demasiado arriesgada, Clarisse apenas había sobrevivido ¿Grover estaría dispuesto a correr semejante riesgo? Si así era sin duda yo lo acompañaría, era mi amigo después de todo.

Cuando llegue a las canoas me encontré con Percy y su medio hermano, el cíclope Tyson.

— ¡Hey!¡Tyson!— Grite, él se volvió hacia mí y corrió a abrazarme.

—¡Annabeth!— Debo decir que la visión de un enorme ciclope corriendo a abrazarte es una imagen un tanto...aterradora. Logre salir viva de su abrazo de oso, estaba contenta. Hace mucho tiempo que no veía a Tyson.

Nos pasamos el rato poniéndonos al día con Tyson, era increíble su felicidad al describir las fraguas de los cíclopes bajo el océano y el palacio de Poseidón. Sin embargo no podía evitar desviar mi vista hacia el bosque, pensando en Grover.

— ¿Cual es “La alternativa”?—Me pregunto Percy de repente. — La que menciono Clarisse.

Tome una piedra y la lance para que rebotara sobre la superficie del lago, no debía preocupar a Percy con cosas así. Grover aún no lo decidía así que él no tenía por qué enterarse.

—Una cosa peligrosa que descubrió ella. Yo la ayudé un poco esta primavera. Pero sería muy peligroso. Sobre todo para Grover.

—El niño cabra me da miedo—murmuro Tyson.

Lo mire divertida, Tyson podía ser un enorme cíclope de un solo ojo que había enfrentado temibles criaturas pero seguía siendo un niño en su interior.

— ¿Por qué te da miedo?— Le pregunto Percy.

—Pezuñas y cuernos—musito, nervioso—. Y el pelo de cabra me da picor en la nariz.

Y solo eso dijimos sobre Grover

Después de la cena me acosté a dormir, al igual que mis hermanos. No pude dormir mucho a decir verdad, ya sabes, cuando eres un mestizo los sueños no son lo mejor que te puede pasar.

Estaba en el laberinto de Dédalo, los monstruos nos seguían. Tropecé y me caí, vi a Rachel, la amiguita mortal de Percy sonriéndome '¿No lo ves?¡El camino está claro!' y luego oscuridad.

Mi sueño no duro mucho, a las tres de la mañana un hijo de Apolo me despertó. Un dragón estaba merodeando por los límites del campamento, genial, esta será una noche estupenda.

¡Hola! Jaja el mensaje que les quería dejar a los lectores es una pequeña presentación algo así como "¡Hola! Soy la co-escritora de esta historia, mi nombre es Yazmin y espero caerles bien y que les guste mi forma de escribir, Bays!

La batalla del Laberinto [Annabeth]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora