12. Una Difícil Decisión

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Eran como gotas de agua al caer, cada paso que dábamos parecia ser más fuerte que el anterior, una situación bastante silenciosa y escandalosa a la vez. El sonido de la campana de la entrada resonó en toda la cafetería, tomamos asientos mirándonos fijamente.

–Ahora permiteme volver a repetir mi pregunta, ¿No hay nada que me quieras decir?.

–Perdón en aquella noche... No espere que fuera a durar tanto esta situación.

Nuestra conversación se vio interrumpida por un mesero que nos pedia nuestras órdenes. Una vez retirado seguimos con el tema.

–Te eché de menos...

–Debió ser difícil imagino, pero ¿Por qué jamás me llamaste?.

–La respuesta es demasiado obvia y lo sabes, el orgullo, o ¿Acaso tu también pensaste en buscarme en todo este tiempo?.

Hubo un pequeño silencio esperando mi respuesta a tal pregunta.

–No te preocupes, somos orgullosos y reservados pero eso solo debe quedarse en el pasado, ¿Te parece?.

–Si... Es lo mejor para ambos... Entonces, ¿Que te trajo por aquí?.

–Salí a caminar en la libertad de la ciudad.– Hubo un sarcasmo muy notorio acompañado de una pequeña risa.

–Supongo que si... No quisiera entrar en temas filosoficos, ya tengo bastante con el trabajo.

Los pedidos llegaron y siguieron minutos llenos de conversación y risas. A la hora le habían salido piernas y se fue.

–Bueno ya tengo que irme... Entonces, espero verte en otra ocasión, y esta vez sin preguntas ¿Si?.

–Como lo quieras hacer... Te veré pronto!.

Salí de la cafetería en cuanto recordé aquella irresponsabilidad de mi parte, no podía ni siquiera imaginar las horas que habían pasado. Tomé el teléfono y llamé al número.

–Hola, disculpa, sabía que debía responder pero...– La conversación fue pausada por ella en un instante.

–Hey Geovanny tranquilo, te pensaba llamar para quedar bien hoy en la noche en un restaurante, ¿Todo bien?.

–Si claro... Entonces hoy en la noche...

–Perfecto... Te esperare en: "El plato dorado" A las 8.

La llamada colgó, no sabía cómo agradecer el hecho de que la llamada por la mañana fuera solo un aviso de lo que posiblemente me hubiera olvidado. Fue un día lleno de emociones, pero aún no había terminado.

Volví a mi departamento donde ya no podía con la emoción, hasta que recordé, que Aldiana había vuelto a mi vida. Después de varias semanas sin verla, aquel lugar tan mágico había vuelto y debía tomar una decisión entre cuál de ambas chicas era la mejor en mi vida.

La noche llegó, salí puntual del departamento rumbo al restaurante. En cuanto llegue se sintió un ambiente tan empatico. Entre en él para ver a Alice en una mesa a lado de una ventana esperándome.

El Diario De Un PerdedorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora