CAPÍTULO 1

22 3 0
                                    


Había un chico en su habitación. Hinata miró el número pintado en la puerta y luego hacia abajo, a la asignación de espacio en su mano. Pound Hall, 913. Era sin duda alguna la habitación 913, pero tal vez no era Pound Hall, todas las residencias se parecían, como torres de viviendas públicas para ancianos. Tal vez Hinata debía tratar de interceptar a su padre antes de que le llevara el resto de sus cajas

-Tu debes ser Hibata- dijo el muchacho, sonriendo y tendiéndole la mano.

-Hinata- dijo, sintiendo un salto de pánico en el estómago. Hizo caso omiso a su mano. (Ella estaba sosteniendo una caja de todos modos, ¿qué esperaba?)

Aquello era un error, tenía que ser un error. Sabía que Pound era un edificio de dormitorios mixtos... ¿Existía tal cosa como los dormitorios mixtos? El chico tomó la caja de sus manos y la puso en la cama vacía. La cama en el otro lado de la habitación ya estaba cubierta con ropa y cajas.

- ¿Tienes más cosas abajo? - preguntó- Acabamos de terminar. Creo que ahora iremos por una hamburguesa; ¿quieres una? ¿ya has estado en Pear's? Hamburguesas del tamaño de tu puño. -Él tomó su brazo. Ella tragó saliva-. Has un puño- dijo

Hinata lo hizo

-Más grande que tu puño- dijo, dejando caer la mano y tomando la mochila que ella había dejado en la puerta- ¿Tienes más cajas? Debes tenerlas ¿Tienes hambre?

Era alto, delgado y pálido, y parecía como si acabara de quitarse un gorro de lana, tirando del cabello azabache en todas direcciones. Hinata miró la asignación de la habitación ¿Este era Sakura? Lo dudaba mucho-

-¡Sakura!- dijo el chico felizmente-. Mira tu compañera de cuarto está aquí

Una chica rodeó a Hinata en la puerta y la miró con frialdad. Tenía cabello liso, de color rosa y un cigarro sin encender en la boca. El chico lo tomó y se lo puso en la boca. – Sakura, Hibata. Hibata Sakura- dijo

-Hinata- Corrigió ella

Sakura asintió y buscó en su bolso otro cigarrillo. - Tomé esté lado- dijo, señalando a la pila de cajas en el lado derecho de la habitación-. Pero eso no importa. Si tienes problemas de feng shui, no dudes en mover mi mierda. – Se volvió hacia el muchacho-. ¿Listo?

El se giró hacia Hinata. -¿Vienes?

Hinata negó con la cabeza

Cuando la puerta se cerró detrás de ellos, se sentó en el colchón desnudo que aparentemente era suyo -El feng shui era el menor de sus problemas- , y apoyó la cabeza contra la pared de bloques de hormigón. Solo tenía que tranquilizar sus nervios.

Tomar la ansiedad que sentía como estática negra tras sus párpados y un corazón extra en su garganta y empujarlo todo hacia su estómago a donde pertenecía, donde pudiera, al menos, atarlo en un buen nudo y trabajar en torno a ello.

Su padre y Hanabi estarían allí de un momento a otro, y Hinata no quería que supieran que estaba a punto de deshacerse. Si Hinata se deshacía, su padre se desharía. Y si ambos lo hacían, Hanabi actuaría como si lo estuviera haciendo a propósito, sólo para arruinar su perfecto primer día en el campus. Su nueva y hermosa aventura.

Vas a darme las gracias por esto, seguía diciendo Hanabi.

La primera vez que lo dijo fue en junio.

Hinata ya había enviado sus solicitudes de vivienda a la universidad y por supuesto que había puesto a Hanabi como su compañera de cuarto, no lo había pensado dos veces. Las dos habían compartido una habitación durante dieciocho años, ¿por qué detenerse ahora?

FANGIRLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora