A ciegas.

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...Goku yo...













Otra vez esa voz.
—Susurró con melancolía—













¿Quién eres?













[...]













¿Qué es lo que intentas decirme...?













¿Por qué me acosas en mis sueños?













Aún aturdido por recién despertar, Goku se dio cuenta que a su lado todavía se encontraba su esposa Milk durmiendo, era de madrugada. 

Carcomido por sus pensamientos y sin poder volver a conciliar el sueño, un fuerte impulso lo obligó a levantarse de la cama, solo quería entretener su mente, evitar pensar, pero sin ocurrírsele algo mejor que hacer simplemente empezó a deambular por su hogar.

Observando el lugar y los cientos de cuadros colgados en las paredes, intentaba recordar en dónde era que estaba en el momento que se tomaron aquellas fotografias, ya que él no estaba presente en casi ninguna de ellas.

Allí, en un punto el silencio le fue tan abrumador que incluso le molestaba escuchar los pequeños sonidos que su cuerpo emitía, como sus pasos al caminar o su ropa al rozar, tenía miedo de despertar a su familia, aunque esto fuese prácticamente imposible, hasta que irritado e impaciente se encaminó rapidamente en dirección a la puerta para así poder librarse de todo ello.





Al salir, el exterior le fue completamente desconcertante ya que una espesa niebla cubría todo a su alrededor, esto era algo nuevo para él, puesto que nunca antes había logrado despertarse tan temprano como para llegar a apreciar esto. Y atraído por ella decidió internarse en su interior.

Al caminar, todo le resultaba tan... fascinante y desconocido, aún sabiendo que era el mismo lugar que veía todos los días, en medio de los grises se sentía en paz, que flotaba, finalmente había encontrado lo que tanto estaba buscando, distraerse, y en trance felizmente continuó por su senda de ceguera.







Minutos después su camino fue abruptamente interrumpido por un lago no muy lejos de su hogar, al darse cuenta y reaccionar todos sus pensamientos cayeron como un rayo de vuelta a él y frustrado empezó a sobarse fuertemente la cabeza hasta terminar cayendo en el suelo.









Y mirando al vacío del cielo, exalo, y sintiendo el suave césped a su alrededor comenzó a cerrar sus ojos, deseando con todo su ser que lo que últimamente le está sucediendo simplemente se esfume al volver a abrirlos. 











—Papá...

>papá...

>¡papá despierta! 

—¿Uh-ah-que? —titubeó Goku somnoliento. 

Cegado por el sol notó que una figura se erguía encima suyo. 

—¡Buenos días papi, dice mami que debes ir a buscar la comida! —exclamó sonriente Goten. 

—Emm... claro je, jeh, ire en un segundo. —dijo tallándose los ojos mientras se sentaba. 

Por si no te vuelvo a ver.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora