A tiempo...

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Disclaimer: No me pertenecen los personajes de Superboy (Jon) ni Robin (Damian), son propiedad de DCComic,  solo los utilizo para dar rienda suelta a mi imaginación.


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Sabía perfectamente que la vida que había llevado hasta el momento no era del todo normal ¡Por favor! Cualquier idiota con dos dedos de frente podría verlo. Hasta mi padre, en ocasiones, se asombraba de mis instintos asesinos que parecían no tener control alguno. Pero claro que los controlaba, o por lo menos había una persona que se encontraba totalmente a salvo de mí, Jonathan Kent.

Mi historia con Jon comienza cuando creí que él sería una grave amenaza para la humanidad, lo más seguro es que esto lo pensara por ideas preconcebidas que mi propio padre tenía para con el suyo; así que un buen día fui hasta donde se encontraba y sin más lo monté en mi motocicleta y lo secuestré. Ahora que recapitulo el pasado me doy cuenta de que Jon tampoco puso mucha resistencia a este hecho.

Una cosa llevó a la otra y desarrollamos una especie de "amistad" que por mi parte comenzó como una especie de conveniencia para mantenerlo vigilado, cosa que cambió cuando me encontraba más al pendiente de él que de alrededor de las misiones. Su paso por los jóvenes titanes estuvo lleno de altibajos, por lo menos al principio; yo no quería que perteneciera al equipo y me negué por un par de años con la excusa de que no tenía la edad adecuada ni había logrado el control de sus poderes.

Durante ese tiempo se crearon los supersons, con ese dúo ambos aprendimos a ser un verdadero equipo y la fortaleza que tanto Batman como Superman idearon para nosotros se convirtió en mi refugio, así como la persona de mi amigo Jon. Porque si, para mí Jon era mi único amigo, él único con el que podía contar independientemente de días u horas y cuando mi vida se convertía en una real mierda.

Sabía perfectamente que mi vida no había sido un camino de rosas, pero no creía lo que acababa de escuchar. Bruce no ganaría el premio al padre sensible y amoroso del año, pero hasta cierto punto creí que era leal conmigo. No pretendía que me dijera la verdad de mi nacimiento nada más llegar con él, ni cuando tenía once, trece o dieciséis años, pero creo que con dieciocho ya era capaz de comprender algunas cosas y aún así, cuando lo confronté después de un fuerte encuentro con la liga de asesinos y todo lo que Ra's me gritó a la cara, continuó sin decirme la verdad.

Curiosamente supe lo que mi padre pensaba de mí por una conversación que tenía con Dick. Ese día llegue antes de la universidad, la mansión no era mi primera parada después de la escuela, pero últimamente no tenía ganas de salir con Jon. Y no es que me hubiera olvidado de él o que estuviera enojado simplemente que, el único hijo de Superman tenía un par de semanas saliendo con su amiga Katy. La noticia no me cayó nada bien, según Tim y el idiota de Jason estaba padeciendo celos de amigos. Sabía que Jon apenas tenía quince años y que estaba en plena etapa de adolescencia y que por lo mismo sus hormonas estaban algo descontroladas, pero jamás pensé que aquella chiquilla rubia fuera a ser el centro de su atención.

Traté de pensar lo mínimo posible acerca de lo que dos adolescentes solos pudieran hacer después de clases y decidí bajar a la batcueva a investigar un poco acerca de un caso que traía entre manos, al bajar la escalera y caminar por el pasillo hacía el superordenador de Batman escuché la voz de Dick.

- ¡Pero Bruce! ¿De verdad no piensas decir nada? - el tono de voz era ciertamente reprobatorio, algo de lo que jamás pensara acerca de Grayson, siempre creí que era el único que seguía la palabra de padre de manera casi religiosa.

- No lo haré Dick - mi padre dio un suspiro cansado - tú bien sabes como es Damián, no puedo confiar en él para esto.

El escuchar aquellas palabras supusieron un duro golpe para mí, a pesar del poco tiempo que habíamos convivido, había aprendido a confiar en él como padre y como mentor, el saber que aquel sentimiento no era recíproco me aturdió.

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