𝟮

1.7K 164 34
                                    

La última vez que lo vio fue un 3 de febrero.

Y tuvieron una discusión. Una bastante subida de tono donde Atsumu le rogaba a Hinata para que se quedara con él esa noche a pesar de estar enojados; donde le pedía repetitivas veces que no lo dejara solo porque sentía su corazón romperse cada que peleaban. Nada estaba bien. Ellos lo sabían, pero querían mantener la esperanza de que todo iba a mejorar con el tiempo engañandose así mismos.

Vamos Shoyo, no puedo dejar que te vayas.—le dijo Atsumu a punto del llanto.

Para ese entonces Hinata ya estaba en la puerta poniéndose los zapatos para salir de ahí y librarse de tener que enfrentarlo. Escuchó por última vez la tranquila voz de Atsumu diciendo su nombre, pero aún así, no miró hacia atrás, porque sabía que si lo hacía terminaría por caer en sus encantos como siempre lo hacía. Odiaba tanto a ese chico, porque desde que lo había conocido sólo pensaba en él, no hacía nada más que pensar en él todo el maldito tiempo; toda su existencia lo ponía furioso porque había comenzado a centrarse en él y sólo en él.

Su teléfono comenzó a sonar y aunque se había mostrado insensible, lo tomó entre sus manos con temor.

Hinata, vuelve a casa, por favor.la dulce voz de Atsumu lo llamó por el teléfono.

Tsumu, no puedo.

¿Qué?, ¿por qué?

Lo siento.

La fría noche le hacía sentir aún más diminuto. Recordaba aquellos tiempos en donde sonreía sin parar a lado de Atsumu, donde recordaba lo feliz que había sido, y verse ahora sintiéndose tan miserable le hacía cuestionarse que tan fondo debía llegar para volver a resurgir y sonreír sin la necesidad de recordarlo como dolor. Invierno no era su estación favorita porque en un invierno fue cuando terminó con aquel chico de cabello rubio; todos sabían que después del invierno venía la primavera, pero Shoyou, vivía en un constante invierno que le adormilaba el cuerpo haciéndolo pesado a tal punto de sentir que todos su huesos estaban rotos.

—Estúpido, últimamente piensas mucho. —le dijo el colocador de su equipo. —¿Es por Atsumu-san?, ¿en estas fechas no es su cumpleaños?

Shoyou lo vio directamente y a pesar de que no le dijo nada, sabía que en su miraba le decía un “cierra la boca”. Hinata era un sol para las personas, éstas encontraban refugio en él y él era capaz de sacar lo mejor de ellas, pero cuando la muerte de Atsumu se acercó, su brillo se vio apagado; no es que brillara sólo por el rubio, pero tal vez sí era una de las razones por las que lo hacía muy fuerte. Kageyama era el único que sabía, o al menos sabía que habían tenido una relación, porque su muerte había viajado por toda la provincia.

—Él murió creyendo que lo odiaba. —Kageyama fijó su mirada en el más pequeño. —Murió por mi culpa.

Sin pensarlo mucho, las lágrimas emprendían un camino por el rostro de Hinata, haciéndolo lucir tan cansado y harto, tan pequeño e indefenso. El dolor que sentía cada que escuchaba su nombre se hacía cada vez más y más grande, dejando un hueco en su corazón que nunca iba a ser capaz de ser curado porque por más que lo intentara, Miya Atsumu había sido más allá de su primer amor.

Había sido mucho más que todo lo existente del universo.

VACÍO || atsuhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora