𝟱

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Los días dejaron de ser malos. Alguien más lo hacía brillar, incluso más que la primera vez.

Acomodó el flequillo rebelde de su acompañante rozando con sus dedos su frente de una manera dulce. Si alguna vez le hubieran dicho que iba a volverse a enamorar ¿les habría creído? Su acompañante se dio cuenta de la mirada cálida que le daba el más pequeño y se aferró aún más a éste; cualquiera juraría que aquel chico de cabello negro con la personalidad de un rey no se vería envuelto por los dulces tratos de su compañero de voleibol. Hinata se había colado en su mente con más fuerza aquella vez que lo vio llorar, entendió que le lastimaba mucho verlo sufrir y que tal vez no lo quería como amigo.

Hinata en cambio tardó mucho en darse cuenta, no podía negar sus sentimientos porque conocía el estar enamorado, conocía los fuegos artificiales y los nervios, pero con Kageyama era diferente, lo único que podía sentir era tranquilidad y estabilidad, era verdad que discutían mucho y se enojaban el uno con el otro, pero el crecimiento que ambos se dieron como personas era inexplicable. Estando juntos se dieron cuenta que crecerían como personas y como jugadores de voleibol. Kageyama siempre creyó que Hinata podía volar más alto. Y Hinata siempre estuvo ahí con Tobio cuando nadie más lo estaba.

Eran el complemento perfecto.

La puerta sonó con desesperación y Hinata movió a Tobio para salir de su agarre quién quiso detenerlo pero su mano no lo alcanzó. Shoyou miró a través de la mirilla de su puerta y se quedó sin aire ante lo que vio, no pudo verlo bien, pero estaba seguro que era él.

—Hinata ¿qué sucede? ¿viste un fantasma? —Kageyama se rio pero al ver que Shoyou no lo hizo, comenzó a preocuparse.

—E...

—¿E?

—E-es él, Kageyama. —le vio a los ojos. —Es mi... es Atsumu.

Kageyama se quedó viéndolo pálido. ¿Era posible que alguien regresara de la muerte o simplemente Hinata le estaba jugando una broma? Su rostro le decía que no lo era, pero quería creerlo.

—Está bien, ve a la habitación, yo abriré.

Hinata corrió y se encerró escuchando la puerta sonar una y otra vez. Su vida estaba poniéndose en su lugar, su corazón había vuelto a latir ¿por qué justo ahora que todo estaba bien volvía a su vida? Quería a Atsumu más que nada y tiempo atrás si hubiera vuelto le habría abierto las puertas de su corazón nuevamente, sin embargo, su corazón estaba lleno del rey de la cancha y ya no por el chico rubio; no quería volver a los días de tristeza.

—Era Samu, idiota. —su rostro formó una sonrisa y le abrazó para tranquilizarlo.

—Hace mucho que no lo veo, lo siento, entré en pánico. —Tobio le acarició la espalda. —¿Qué es lo que quería?

—Me entregó una carta. —Hinata abrió los ojos de par en par deseando que no fuera de él. —Es de Atsumu-san. —un silencio bastante largo los invadió. —Dijo que lamenta no haberla entregado antes, pero Tsumu le dijo que debía dártela días después de su cumpleaños.

Kageyama sacó el sobre color verde menta, el mismo color de la bufanda que algún día usaron juntos trayendole recuerdos que había jurado olvidados. Sonrió con ternura y miró a Kageyama con el permiso de abrirla y leerla, este le sonrió en respuesta afirmativa sintiendo una presión en el pecho. No le importaba en lo mínimo la carta, le importaba el rostro de Hinata que parecía iluminado por la estrella más grande de todas, y se preguntó cómo iba a competir con alguien que ya no tenía vida por el corazón del pelinaranja, si así fuera, sabía con claridad que terminaría perdiendo.

—Tal vez sea incómodo para ti, perdón pero no sabía de esto.

Hinata abrió la carta sintiendo su corazón explotar, el olor a fresas se coló por sus fosas nasales y sonrió al sentir nuevamente a Atsumu cerca. Atsumu seguía teniendo un lugar en su corazón que siempre iba a estar intacto, pero sin importar que tan intacto fuera, sabía que esa parte iba a terminar siendo dominada por el rey de la cancha.

Querido Hinata:

Seguramente cuando leas esta carta yo estaré a kilómetros de ti, no me malentiendas, hubiera dado todo por estar a tu lado.
Esta carta es para decirte todo aquello que nunca pude, sé que habrás seguido tu camino y quizás hasta te habrás enamorado de nuevo, le ruego a Dios que así haya sido y lamento si esto te trae recuerdos que ya estaban sepultados, pero, no quería dejarte ir sin decirte todo lo que siento.

Lo primero que debería de decir es gracias. Gracias por todos los momentos que vivimos juntos, es lo primero que recordaré al estar del otro lado. Gracias por todas las risas y por iluminar mi camino con tu hermosa sonrisa, por siempre escucharme y por quererme tanto. No tengo palabras para expresar todo lo que algún día sentí por ti, pero estoy seguro que el amor que te tengo irá más allá de la muerte. Nuestro amor fue sin duda alguna el mejor de la historia, y aunque duró menos de lo hubiera querido, necesito que sepas que fui muy feliz a tu lado y que todo de ti se quedará conmigo hasta el final de los tiempos, que mi último aliento fue dedicado a ti y que toda mi alma siempre te pertenecerá. Que yo, Miya Atsumu, siempre seré tuyo.

Por favor, cuida mucho de Natsu y dile que voy a extrañar recogerla de la escuela y ayudarla con la tarea. También necesito que dejes esa mentalidad tuya de creer que todo es tu culpa, porque no lo es. ¡No vayas a dejar el voleibol! Porque eres buenísimo en él y aunque ya no pueda elevarla más para ti, sé que alguien más va a hacerlo y mucho mejor que yo. No abandones tu sueño más grande por un recuerdo absurdo.

Eres lo mejor que le pudo pasar a mi vida y desde donde quiera que esté, voy a cuidarte de todo lo malo, voy a estar orgulloso de ti como ninguna otra persona lo estuvo y seré muy feliz si tú lo eres (eso incluye si tienes que olvidarme).

Tú, próximo novio o novia de Hinata, cuídalo como si fuera tu vida, cuídalo como yo no pude hacerlo por motivos estúpidos; hazlo feliz hasta que toda su tristeza se haya ido de su pequeño cuerpo. Hazle saber todos los días sin falta alguno que es hermoso y que sin su existencia el mundo colapsaría, abrazalo y aferrate a él como algún día yo lo hice, besalo de manera suave y deja que sonría en medio del beso porque ama hacerlo, cocinale su comida favorita aunque no sea su cumpleaños, canta con él en la regadera y juega con su cabello cuando sea de noche. Besa su rostro aunque se moleste contigo después, deja que hable por horas y horas lo mucho que ama el voleibol, deja que te enseñe nuevas palabras en portugués y añadelas a tu diccionario; deja que duerma en tu hombro o en tu regazo, pero sobre todo, hazlo feliz. Hazlo tan feliz que ya no tenga que recordarme.

Atte: Miya Atsumu.

VACÍO || atsuhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora