IV - Ángel Blanco

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Narrado por Terry

- También es un gusto verte, Cornwall - respondo irónico.

- ¿Te atreves a bromear, incluso después de meter a Candy en semejante situación?-

- Lo que se escribió en el periódico dista mucho de la realidad - o al menos una gran parte.

- ¿Entonces niegas que la besaste y que la llevaste a un jardín oscuro para aprovecharte de ella? - técnicamente ella me besó y me llevó al jardín oscuro para aprovecharse de mí, pero eso nadie lo sabrá.

- No, pero puedo asegurarte que no me aproveché de nada y que ella aún está intacta - gracias a la intervención de una pequeña ardilla, pienso.

- ¡Maldito inglés! - él se acerca de manera amenazante, así que me pongo en guardia para esquivar cualquier golpe.

- Hermano ¿qué haces? - es el Inventor que se interpone entre ambos - ya oíste lo que dijo la tía abuela, que no nos metiéramos en esto -

- Te juro imbecil que si no respondes por Candy, yo me casaré con ella- eso definitivamente fue la chispa que encendió la llama, así que paso por encima del Inventor para golpearlo, no permitiré que ni siquiera se imagine casándose con mi mujer. Pero el Inventor me empuja fuertemente para alejarme y el Señor Villers me toma por los brazos.

- ¿Pero qué pasa aquí? - exclama una voz severa desde lo alto de la escalera - si se atreve a lastimar a alguno de mis sobrinos no le alcanzará ser hijo de un Duque para ser parte de mi familia -  George me suelta, así que estiro mi traje con ambas manos y exhalo hondo tratando de controlar mi temperamento.

- Acompáñeme Señor Grandchester-

- Esto no termina aquí, arrogante aristócrata - exclama.

- Claro que no - susurro por lo bajo.

- Grandchester si mi hermano no se casa con Candy, ten por seguro que yo lo haré - me sorprendo con las palabras del Inventor, su interés definitivamente no lo había notado. Lo que me faltaba ahora solo falta que hasta el malnacido de Leagan le ofrezca matrimonio.

El Elegante mira asombrado a su hermano, pero él ya se lo está llevando a rastras. Conozco muy bien la cara de Archievald, se ve desesperado, definitivamente sospecha lo que pasará en el estudio, perderá a Candy para siempre.

Su evidente interés por ella siempre me ha incomodado, desde el colegio supe que sentía algo por mi Pecosa, solo me bastó observar unos segundos como la miraba y no tuve dudas. Así que siempre buscaba cualquier excusa para retarlo a pelear, la razón era lo de menos, simplemente necesitaba una demostración de poder, estoy seguro que él también sabía que peleábamos por ella.

- Adelante, la Señora Ardlay lo espera - entro a un estudio muy parecido al de mi padre, es curioso que también tenga la seguridad que me darán una reprimenda igual o más severa que cuando era un niño.

Miro detalladamente a la Señora Amargada y es fácil llegar a la conclusión de que es el tipo de persona que usa la intimidación para salirse siempre con la suya. Lo que no sabe es que entre la Duquesa Cara de Cerdo, mi padre y Sor Gray, estoy bien entrenado para no dejarme amedrentar por absolutamente nadie.

Busco a Candy pero no está por ningún lado.

- ¿Dónde está Candy? - pregunto con voz firme, marcando los límites.

- Ve por ella George- él se va y me quedo solo con el ogro.

- Marqués, el Señor Villers ya me contó todo sobre usted, por suerte conocemos muy bien a su familia y hasta mantenernos negocios con su padre, así que por esa razón, no continuaré con todo lo que pensé hacer cuando leí ese vergonzoso escándalo en el periódico... el nombre de mi prestigiosa familia enredado con un simple actor hubiera sido terrible, pero bueno, por suerte resultó ser usted el hijo primogénito de un Duque, parece hasta imposible que una chica adoptada y salvaje como Candy lo haya enamorado-

Jardín de NarcisosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora