V - Hazme tocar las estrellas

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Narrado por Terry

5 minutos antes...

- Muy bien Señor Grandchester, colóquese en el altar - asiento y camino aparentando aplomo. Doy un vistazo rápido hacia los invitados, sinceramente en este lugar no hay nadie de mi estima, mucho menos alguien que me estime, pero estoy aquí para casarme con mi Pecosa y no para caerle bien a nadie.

Reconozco a las madres de Candy que están sentadas en primera fila, ellas son las únicas que me reciben con una cálida sonrisa, se nota que estas buenas señoras criaron a la maravillosa mujer, que está a minutos, de convertirse en mi esposa.

Miro al otro lado de las bancas y la perspectiva es dramáticamente distinta, está la vieja amargada con un vestido que parece de hace 200 años o que se lo arrebató a la propia María Antonieta y esboza lo que parecen rastros de una sonrisa, cuando miro a su lado la vista se hace peor, están Elisa y Niel Leagan y una mujer que definitivamente debe ser su madre, tiene los mismos ojos fríos y calculadores de ese par de sanguijuelas.

Lo que me complace es que Elisa debe estar odiándose por haber sido la autora intelectual de esta boda anticipada, si no hubieran sido por sus malas intenciones, esto no estaría pasando hoy.

La Tímida está sentada detrás del piano de cola, esperando que aparezca la novia, se ve nerviosa pero obviamente no tanto como yo.

El Elegante me mira con ojos de odio desde el fondo de la capilla, no lo culpo, si yo estuviera en su lugar ni siquiera hubiera asistido a la ceremonia.

Entre ellos hay una colección de ancianos rubios y pelirrojos vestidos con sus tradicionales kilts, todos con el mismo tartán, definitivamente deben ser los colores del Clan Ardlay. Parece que Escocia siempre estará presente en los momentos más importantes de nuestro amor, ojalá que la situación en Europa se normalice pronto, para tener nuestra merecida Luna de miel en ese lugar, me encantaría hacer realidad todas esas fantasías que tuve sobre el piano de cola o frente a la chimenea.

Y como esto a parte de una ceremonia es un espectáculo de circo planeado por el ogro, hay más fotógrafos y periodistas que invitados. Entre ellos, debe estar el imbecil que escribió la nota del Chicago Post, aunque como con Elisa le tengo sentimientos encontrados entre odio y agradecimiento.

De repente suena el piano con la Marcha Nupcial y un Ángel blanco ilumina todo el lugar, un escalofrío me recorre completo haciendo que mi piel se erice.

El Inventor la trae del brazo usando su kilt, mientras que su vestido de novia tiene una pequeña franja del tartán de los Ardlay cocida en la cintura, una costumbre bastante escocesa.

Sigo admirándola completa, quiero recordar cada segundo de este momento.

En su mano trae un pequeño pero muy simbólico, bouquet de narcisos amarillos, que inmediatamente me hacen sonreír, siempre que hemos estado cerca de un Jardín de Narcisos termina cayendo entre mis brazos.

Ella se detiene frente a mí y me mira directamente a los ojos, su belleza me deja sin aliento, se ve más hermosa y más mujer que nunca, recuerdo que apenas ayer le decía que se vería hermosa de blanco, una premonición bastante acertada.

El Inventor me entrega su mano.

- Cuídala, ya sabes que tiene una larga lista de espera- me dice en tono de broma, asiento, estoy tan feliz que ni siquiera los celos podrían dañar este momento.

La ceremonia inicia con el tradicional rito y nos la pasamos mirándonos, tocándonos la mano y sonriendo, por supuesto que no falta el incómodo carraspeo de garganta de la vieja Amargada, pero eso poco nos importa, este momento es solo nuestro.

Jardín de NarcisosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora