Lagrimas del diablo ( Gay +18)

Capítulo 4

Ahora no solo la ciudad de Francia  está llena de miedo y lamentaciones por mi causa, sino todo el mundo ha sido afectado. Chíllan por los desastres naturales que han llegado sin explicación o causa a invadir la tierra por igual. Hace mucho no escuchaba tantas voces en mi cabeza, escuchando a los humanos hablando, gritando, y llorarando mientras culpan a mi padre por tantas muertes injustas en tan solo un día. Algunas veces estoy agradecido por no poder escuchar sus pensamientos internos, ya que estoy seguro que acabaría con todo para poder callar a esas voces molestas que nunca paran de hablar en sus cabezas, no lo soportaría, a penas soporto escuchar sus voces al hablar.

Las personas se quejan por todo, sin importar si es bueno o malo, siempre están insatisfechos, nunca es suficiente para ellos. Su sed simplemente incrementa.

Los humanos siempre han culpado a mi padre por mis acciones, ignorando que soy yo en realidad quien destruye sus vidas. Es como que se les olvida lo que ellos mismos escribieron en la Biblia. Cuando dios destruyó las ciudades de Sodoma y Gomorra, salvó a Lot, que era un buen hombre, y a sus dos hijas (Génesis 19:29, 30). Jehová conocía el corazón de aquellas personas y por eso destruyó solo a las que él sabía que eran malvadas (Génesis 18:23-32; 1 Samuel 16:7). Mi padre tiene a sus favoritos, y los cuida de mi cuando tiene la oportunidad, además de que las veces que él ha creado algún desastre natural son pocas, casi nulas, pero esta vez he sobrepasado los límites matando hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas sin importarme quién es un inocente hijo de dios o quien no lo es. Aquí es cuando me gusta recordarle a todos que dios es justo, pero yo no, al menos no con su creación.

-Esto es horrible.. - murmura Benjamín observando con terror la gran caja parlante que muestra de alguna manera todo lo que destruí y maté el día de ayer. Al parecer es tendencia lo que provoqué.

Me remuevo algo incómodo en lo que llaman sillón al mismo tiempo que pongo mis ojos en blanco al pensar que el humano cree que lo que he hecho es horrible, porque para mí es una obra maestra, es algo que ha sido creado por mis emociones, cuando creía que solo los humanos podían sentir esas extrañas sensaciones tan reales y vívidas, por las cuales me alimento de las almas humanas solo para poder sentir una mínima porción de lo que sentí ayer. No me arrepiento de nada, jamás lo he hecho y jamás lo haré.

-¿Tiene hambre?. - escucho que me preguntan con algo de diversión. Frunso el ceño y dirijo mis ojos al humano a mi lado.

-No. - respondo cortante. El hombre de cabellos rubios me observa con intensidad, hasta que de repente ríe al escuchar un ruido extraño proveniente de mi estómago, lo que me hace dar un respingo llevando mis manos a esa zona sin entender que está pasando. - ¿Q-Qué.... ha sido eso?. - jamás había escuchado un solo ruido que provenga de mi cuerpo lo que me asusta un poco. Mi padre tiene maneras raras y inexplicables de poner un castigo, ¿será este de verdad el castigo que ha elegido esta vez?.

-Su estómago lo ha contradecido, prácticamente me contestó que tiene hambre. - dice con una sonrisa para luego ponerse de pie y dirigirse a la cocina.

Entonces.... ¿los estómagos hablan por sí solos?, ¿por qué mi padre hizo eso a sus criaturas?, de por si ya eran extrañas.

Ni siquiera me sorprende escuchar del humano que al parecer me ha dado hambre, cuando en realidad de lo único que me alimento son de las almas, pero ahora lo he anilizado todo hasta el punto de comprender finalmente esta tortura, solo necesitaba otra prueba para mi teoría, y lo de tener hambre lo confirma todo. Mi padre no mi quitó mi inteligencia después de todo. Desde que recordé todo lo ocurrido, llegué a la conclusión de que mi creador ha decidido finalmente, que tengo que sufrir  dándome algunas semejanzas a los humanos, ahora quiere que me convierta en lo que más odio y detesto, los humanos.