-Prologo-

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Al día de hoy, David y 'Darkhell' se han vuelto uno mismo dentro de uno sólo.
No requiere ayuda y tampoco piensa necesitarla en un largo tiempo. Sólo digamos que se han acostumbrado el uno al otro y no hay fuerza humana ni mística que separe a estas dos almas perfectamente complementarias.












-Capitulo uno-

" ¿Han tenido alguna vez un 'amigo imaginario'? "

Pues me imagino que sí, a una corta edad. Sin embargo al paso del tiempo y conforme todos van madurando este simplemente se esfuma, ¿No? Pero... ¿Y si no fuera así?

Esta, es mi historia, un relato vivido en mi propia piel.

A la edad de cinco años, en mis primeros grados escolares comencé a ser un niño socialmente apartado, y no por discriminación o marginación por parte de mis compañeros, sino simplemente porque así lo quería. No me sentía un niño ordinario como para socializar con otros que no son de mi categoría, si saben de lo que hablo.

Sin embargo, un niño de tan corta edad necesita pasar tiempo con alguien, alguien que lo entienda o mínimamente tengan ese algo en común.

A estas alturas opino que para esos casos tan especiales hay una opción que parece la más óptima.

Un amigo imaginario.

Un ser creado meramente por uno mismo, a nuestra imagen y semejanza.

Así es como comienza mi primer amistad.

Un ser prácticamente idéntico a mí, ciertamente con leves detalles que nos hacían muy diferentes.

Él no tenía ningún nombre fijo, así que necesitaba uno. Entre tantas opciones normales como «Juan», «Ángel» o «Luis», decidí o decidimos uno un poco más extravagante, un niño no está enterado de historia ni mucho menos de misticismo como para elegir uno relacionado a ello.
¿Qué mejor que una caricatura?

"The adventures on a isolated land".

Trataba de una especie de hechiceros y más personajes del mundo místico. Algo sumamente llamativo para un niño de tan corta edad. Lleno de personajes coloridos, héroes, hadas y bestias de todo tipo. Entre ellos se destacaba mucho el antagonista de la historia, ya saben, el típico Gargamel a quien todo le salía mal. Su nombre era 'Darkhell', muy básico y a su vez llamativo.

Se trataba de un hechicero de magia negra que su única meta era acabar con la raza humana y mística del bien. Conquistar el mundo, de una forma más resumida.

Así pudimos decidirnos por ese nombre único y realmente singular, 'Darkhell' sería el nombre otorgado a mi... Amigo.

Debo admitir que desde el principio pude notar una gran sincronización entre nosotros. Una perfecta armonía que sólo tendrías contigo mismo. Pasábamos días y noches enteras jugando entre nosotros dos, jugando a las escondidas y con soldaditos de plomo.

Mis padres y hermanos lo notaron y les pareció sumamente normal, un niño pequeño divirtiéndose con un amigo imaginario, aunque sí les intrigaba mucho el hecho de que no pasaba tiempo con amigos reales, no hablaba ni interactuaba con literalmente nadie que no fuera 'Darkhell', pero así ellos se comenzaron a acostumbrar.

Pasó el tiempo, meses y años y yo seguía igual de unido que al principio con mi querido amigo.

Después de todo era yo.
Corría el año de 2013, tenía alrededor de nueve a diez años de edad y yo seguía con el mismo comportamiento, en quinto grado de nivel primaria. Yo no tenía más que dos o tres amigos, mismos amigos que pasaban más tiempo con sus otros amigos. ¿Quién querría pasar su tiempo de descanso en la escuela con un niño antisocial y raro? Además de que no era el mejor alumno del mundo, sino todo lo contrario.

Transtorno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora