MORZLYY GRUNT (мёрзлый грунт), JAKASIA, RUSIA- 9:25 AMLa mañana fría hacía notar su presencia a través de frescas brisas constantes, que sacudian las copas de los árboles del pequeño pueblo. Un grupo de vacas pastaban en un amplio campo. A través de un camino de tierra, una camioneta vieja, algo oxidada y ruidosa, se desplazaba rumbo al centro del pueblo. Morzlyy Grunt era un pequeño pueblo agrícola de 3000 habitantes. Los movimientos de un sabado por la mañana se reducían de algo mínimo a nulo. Y añadido a esto, el clima frío propiciaba la excusa perfecta para que los vecinos se quedaran en sus acogedores hogares, junto a las llamas del fuego, bebiendo algo caliente y escuchando música o viendo televisión.
Lika Sokolova, una geologa, y Leonid Kozhanov, un biólogo, bajaron de la vieja camioneta con sus mochilas de caminata. Compraron en una tienda algunas provisiones para su excursión de investigación y se despidieron gentilmente. La caminata hasta la gran y famosa cueva de Morzlyy Grunt (conocida como "La Caja de Pandora") tomaría alrededor de dos horas desde el pueblo, a través de un sendero agreste, que se internaba en un espeso bosque. Los arboles cubrían el sendero de una vasta sombra. Lika disfrutaba del clima frío, mientras que Leonid era más fanático de los climas templados. Tal como predijeron, la caminata a través del sendero duró dos horas. Frente a ellos, una imponente cueva se alzaba entre una serie de rocas. La Caja de Pandora era bellisima: paredes de diferentes tipos de rocas ígneas y sedimentarias, pequeñas lagunas internas de aguas turquesas, helechos húmedos y algunas prominentes estalactitas.
Lika y Leonid se adentraron en los variados túneles, recolectando muestras y fotografiando el lugar (en especial los seres vivos presentes, desde flora hasta un insecto minúsculo). Leonid esta asombrado por la cantidad de insectos de tierra que había en las paredes. Lika, por su parte, mantenía su interes en un tipo de roca que no lograba identificar. Logró ver un tunel que se adentraba aún más en la cueva.
_Oye, veamos que hay por aquí- sugirió Lika.
Leonid aceptó. Ya había tomado suficientes fotografías y recolectado toneladas de insectos para analizar. Luego de recorrer varios túneles, llegaron a una parte anexa de la cueva principal. Sus características, sin embargo, parecían completamente diferentes, como si se tratara de otra cueva.
_ Esto es muy extraño- dijo Lika. -¿Notas esa roca que está en las paredes de la cueva?
Leonid miro las paredes y afirmó.
_Hay algo extraño en ellas- continuó Lika. -Aun no logro identificar qué son, pero están por todas partes.
Mientras ella analizaba la textura, él decidió caminar un poco más. Accidentalmente, pisó una especie de objeto ruidoso, similar al ruido de una chapa golpeando. Lika se volteó a ver y estaba sorprendida. Estaban frente a objetos artificiales, no creados por la naturaleza.
_¿Como llegaron estas cosas hasta aquí? - preguntó Lika, viendo artefactos de formas extrañas e inscripciones de símbolos.
_ No lo sé- respondió Leonid, también sorprendido por el hallazgo. - Tal vez alguna tribu los trajo aquí.
_ ¿Y esos símbolos? Jamas los había visto antes- observó Lika. -Son como... no los puedo comparar con nada que haya visto.
_Les tomaré una fotografía y se la mostraré a Konstantin cuando volvamos- dijo Leonid, sacando su teléfono.
Lika siguió escabullendose entre más túneles de la inmensa red que había bajo suelo. Uno de los túneles terminaba en una pared de piedras de diferentes formas y tamaños. Lika creía que se trataba de un callejón sin salida. Accidentalmente, se apoyo contra la pared y una serie de rocas se desprendió, abriendo una entrada a otra cueva oculta. Allí dentro, todo era más oscuro. Lika encendió la linterna de su casco para ver mejor los detalles.
La cueva tenía una forma esférica, como si se tratara de una inmensa bola de billar. Las paredes eran lisas y oscuras. Cuando Lika alumbraba las paredes, estas parecían amplificar la luz de la cueva. Frente a ella vió algo muy particular, de lo que no se había percatado cuando entró: en la pared había una serie de dibujos, similares a los que había visto en otros túneles de la caverna. En dichos pictogramas había estrellas, árboles, luces y un ave de fuego gigante. En el corazón había una especie de rubí rojo, que al iluminarse parecía brillar y fluir, como si fuera líquido. Se acercó para tocarlo y en cuanto sus dedos se unieron al rubí, este se desprendió de la pared y formó un remolino alrededor de Lika. Ella solo veía destellos de colores. El remolino se intensificó hasta formar un ave de fuego. Los ojos de Lika no podían asimilar qué estaba sucediendo allí. La lógica no era capaz de explicar eso. De pronto, el ave voló hacia ella y se introdujo en su cuerpo. La habitación volvió a estar oscura y Lika permanecía inmovil en su lugar. ¿Acaso se había vuelto loca? ¿Habia algún tipo de moho alucinógeno en esa cueva? ¿Era lo suficientemente creativa para imaginar un pájaro de fuego volando en una cueva sumergida?
Mientras la locura parecía cobrar vida en la cueva esferica, Leonid revisaba los extraños objetos que había en esa caverna: desde simples jarrones hasta recipientes sofisticados. Entre ellos había una esfera totalmente negra. Leonid la recogió para observarla en detalle. Sus ojos verdes se reflejaban en la esfera, hasta que esta se tornó totalmente verde y de color brillante.
La esfera se deshizo y las venas de Leonid se volvieron brillantes, emanando una luminosidad verde. Sus ojos brillaban, sus manos también. Todo eso duró unos instantes. Luego, todo regresó a la normalidad. Lika volvió de la cueva y sugirió retirarse del lugar. Leonid asintió, obviando la locura que había sucedido.
En el camino de regreso, mantienen un largo silencio hasta que Lika lo rompe._ Algo extraño sucedió allá adentro- dijo ella.
_ ¿A ti también te paso algo extraño?- indagó Leonid con extrema curiosidad. -
Estaba sosteniendo un artefacto y se iluminó de forma extraña, y luego mis venas brillaban y la esfera parecía deshacerse._ Eso si que suena loco, pero lo que te voy a contar supera todo lo que he visto- dijo Lika. -Llegué a la última cueva y había un ave dibujada, con una gema incrustada en el pecho. Cuando la toque, se encendió y el ave de fuego se volvió real, y empezó a volar en círculos alrededor mío. Veía destellos de otras luces y oía algunas voces extrañas, pero solo sonaban como murmullos. Y luego, el ave voló hacía mí y entro en mi cuerpo. Y simplemente todo acabo allí.
_ Debía haber algo en el aire- sugirió Leonid. -¿Algun hongo con esporas alucinógenas, tal vez?
_ No sé que pasó allí, pero lo averiguaremos- respondió Lika.
Llegaron nuevamente a Morzlyy Grunt, que seguía igual de solitario y silencioso. En la estación de autobuses pidieron dos boletos a Abakán, capital de Jakasia. Desde allí, tomarían un vuelo a San Petersburgo (lugar en donde ambos residen).
Luego de un vuelo de más de 4.700 kilómetros de distancia, el avión aterrizó en la bella ciudad del occidente ruso.
Los científicos viajaron en taxi hasta su domicilio, ubicado a metros de los Yusupov Gardens. El Río Fontanka contaba con numerosas embarcaciones pequeñas recorriendo sus longitudes mientras que el cielo permanecía despejado. Si bien había una brisa fresca, el sol apaciguaba los deseos congelados del viento, tornandolos en suaves caricias para los rostros rusos.
Al entrar en su departamento, Lika y Leonid se sintieron invadidos por una sensación de cansancio extremo. Ambos durmieron por horas. Lo que no sabían es que algo en su interior estaba ocurriendo. Algo estaba cambiando, evolucionando. En Leonid, una parte se transformaba como si se tratara de magia. En Lika, algo intentaba impedir que el Ave de Fuego se apoderara de ella. El Ave hallaba admiración en la defensa de Lika, reafirmando su decisión de elegirla. Así como lo oyen, es. El Ave eligió a Lika. El Ave sabría dónde estaría Lika, cuando estaría lista, y lo más importante: por qué debía estar lista. El Ave era algo mucho más grande que solo alas de fuego: el ave simbolizaba poder y esperanza, confianza y seguridad, amor y justicia. Solo debía hallar a quien fuera digno de su poder, y al parecer Lika era la elegida.
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Zhar Ptitsa & the Green Wizard
Science Fiction🗻Una expedición a una cueva especial en Rusia cambiará la vida de Lika Sokolova, una geóloga, y Leonid Kozhanov, un biólogo. La cueva, con características únicas esconde un poder y una historia que colisionara con la vida de la pareja de científico...