parte única i.

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Fueron las luces, Louis piensa

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Fueron las luces, Louis piensa.

Cuando se permite recordar a su padre, cuando lo ve en su mente, un hombre alto, de cabello oscuro con una gorra de béisbol, demasiado pequeña para su cabeza porque nunca consiguió una que le quedara, siempre se la pedía prestada a Louis, él siempre piensa en las luces. Eso debió de ser lo que le atrajo al fútbol; las luces golpeando el campo, justo después del partido del viernes por la noche, cuando todavía olía ligeramente a salchichas quemadas y a pasto y todavía había una sensación de emoción en el aire, incluso si el partido había ido mal. Debieron ser las luces las que lo mantuvieron en pie, en los segundos posteriores a que el campo se vaciara, justo antes de que alguien detrás de las gradas cortara la corriente.

Ese es su último recuerdo de él, una larga sombra que se extiende desde sus pies haciéndolo lucir como el gigante que Louis siempre pensó que era, vestido de rojo y blanco, bajo las luces del campo de fútbol. Louis cree que lo entiende entonces; la forma en que él solía comprender el fútbol, la forma en que ya no lo hace más. Si fueron las luces, entonces tiene sentido; si fueron las luces, entonces tal vez durante unos segundos Louis pueda perdonarlo por huir de ellos.

Las luces ya no están encendidas. Es más de medianoche y es martes, a finales de agosto, por lo que el campo está completamente negro, con algún que otro coche en la 95 parpadeando en la distancia. El único resplandor espectral proviene del teléfono que tiene en su regazo, los auriculares en el conector mientras revisa su lista de reproducción.

mamá pregunta cuándo vas a volver a casa?

Ignora el mensaje de su hermana - lo mismo que ha hecho todo el verano, incluso cuando estaba en otro estado y ella no dejaba de emitirle mensajes con tristes paréntesis - y él sigue mirando el final del campo, el amarillo ligeramente descolorido del poste de la portería colgando en la oscuridad. Debería llamar a su madre, hacerle saber que está vivo y que no ha corrido por la autopista con la esperanza de que algún camión extraviado lo saque de su miseria.

Ha sido un buen cabrón todo el día, él lo sabe, desde que regresó anoche del aeropuerto; Después de abrazar a sus hermanas pequeñas y maravillarse con el cartel que le habían hecho - Louis, Louis, Louis, Estas en casa, Estas en casa, Estas en casa con los colores del colegio, con la pequeña Mary vistiendo un traje de animadora que mamá había pasado probablemente demasiado tiempo confeccionando -, después de abrazar a su madre tan fuerte como pudo porque, por mucho que lo intentara, la echaba de menos, se había convertido en su habitual adolescente imbécil cuando se alejaron de Odessa.

No pudo evitarlo, todavía no puede evitarlo. Odia estar de vuelta aquí, de vuelta en Texas, de vuelta en este puto pueblo de apenas tres mil habitantes, donde todo el mundo sabe su nombre y todo el mundo conoce a su padre y nadie se preocupa por nada que no implique lanzar una pelota cada viernes por la noche. Por fin había sentido que respiraba este verano; correctamente, llenando sus pulmones con aire que no estaba contaminado por el entrenador Tomlinson y el orgullo de los Halcones, viviendo en una ciudad donde nadie lo conocía, haciendo cosas que ni siquiera se había permitido soñar hasta que cruzó la Interestatal y dejó todo esto atrás.

you and me were kingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora