One Shot SenHaku

Lo que solo ellos entenderán

Era una intensa mañana en el todavía llamado Reino Científico, todos estaban motivados con la fiesta que ese organizaba ese día, pues celebrarían una despedida para su líder Ishigami Senku, quien se iría por 2 años a Estados Unidos para trabajar junto al Dr. Xeno en mejorar las telecomunicaciones y otros aspectos de la civilización humana. La alegría por hacer una fiesta era evidente en aire, aunque había algunos que sentían algo de tristeza y nostalgia, pero sabían disimularlo; excepto el grandulón Taiju, y Kohaku. Esta última parecía querer decir algo a cada momento, pero callaba y escapaba cada vez que Senku o alguien se le acercaba a preguntar que le sucedía. Inevitablemente esto intereso de sobremanera al mentalista del grupo, quien no dejaría pasar la situación para molestar e influir en la que él llamaba su "shipp" o pareja favorita. Decidió ver qué pensaba el joven científico.

-Senku-chan, ¿cómo estás? ¿Emocionado por el viaje?, ¿preocupado porque extrañarás a alguien? -con cada pregunta podía ver como el rostro de Senku se deformaba en clara irritación.
-No sé qué estás buscando comprobar mentalista, así que puedes ir al grano, me harías un favor. Como sabes, tengo muchísimo qué hacer -habló mientras se frotaba las sienes.
-Que cruel y frío eres, Senku-chan... Yo sólo venía a expresar mi preocupación por cierta jovencita bella que parece estar muy triste de que tú te vayas -esas palabras salieron en un tono fingido de inocencia que, por supuesto, ni de chiste convenció al científico.
-A la leona no le suceda nada, debe estar lidiando con cosas de mujeres y ya. Dudo mucho que le interese que yo me vaya y mucho más en la manera que lo estás insinuando -dijo con fingida despreocupación, mientras se restregaba el meñique en el oído, porque en el fondo tenía más que claro lo que Kohaku sentía por él. Se había dado cuenta de cómo ella cada día y momento era más leal con él, cómo lo miraba y cómo sus ojos brillaban cuando él se acercaba mucho a ella, también lo escuchaba atentamente cuando explicaba cosas científicas pese a que la susodicha no entendiera, trataba de darle toda su atención antes que la abrumadora información la durmiera...

Sintió una mirada burlona sobre él, su silencio no había hecho más que darle la razón a Asagiri Gen. Maldijo en voz baja mientras se escapaba de su laboratorio para evitar humillarse más.

Por otra parte, Kohaku estaba con su hermana, al parecer teniendo una conversación demasiado incómoda. Intentaba cambiar el tema en cada oportunidad, pero Ruri estaba muy metida en su papel de hermana mayor.

-Vamos, Kohaku, no tiene nada de malo. Para poder iniciar algo debes aceptarlo -aconsejó la rubia mayor con voz suave y sabia. Había notado el cambio en su hermana al saber que Senku se iría, y también conocía el motivo que había detrás de esa tristeza que había percibido en Kohaku desde que se dio a conocer la noticia...
-Te repito, Ruri-nee, que no hay ninguna posibilidad que yo tenga sentimientos por él, es completamente ilógico -espetó mientras evitaba la mirada.
-¿Entonces por qué parece que quieres que se quede, Kohaku? Sólo debes decirlo y será lo mejor para ti. Chrome y yo nos negamos mucho con lo que sentíamos, pero aquí estamos a unos meses de casarnos -dijo con una tenue sonrisa, mientras recordaba todo lo vivido con el castaño.
-¡¿Cómo no notas que Chrome no es Senku?! ¡Ellos no se parecen para nada! ¡Mi cuñado predicaba su amor por ti siempre! -Ruri se sonrojó -. ¡Para él existe la ciencia y existes tú, para Senku solo existe la ciencia, y contra eso no puedo competir! ¡¿Por qué todos se empeñan en hacerme reconocer un sentimiento, que por más que trato no logro disimular?! ¡¿Si ya lo saben cuál es el maldito punto en que lo reconozca?! -para sorpresa de la otra joven, su hermana menor estaba derramando pequeñas lágrimas, que en sus orbes azules parecían pequeños diamantes.
-Yo... lo siento... no... -fue interrumpida por nada menos que el jefe de la aldea Ishigami, que entraba a la choza de su hermana.

Tenía una expresión relajada, pero al mismo tiempo seria, y pareció hacerse más profunda cuando desvió la mirada hacia la hermana menor y la vio en ese estado. Senku se acercó a ella.
-Leona, ¿qué diablos sucede? ¿Por qué estás llorando? -preguntó en su tono de siempre, tratando de enmascarar su preocupación, que incrementó al ver que había ignorado olímpicamente el apodo y su voz.
Ella simplemente cerró los ojos con fuerza, tratando de que Senku no la viera así de patética, por lo que se limitó a suspirar, para luego fingir una sonrisa que no llegó a sus ojos.
-Estoy bien, Senku, solo algo estresada, iré a entrenar, prometo volver justo a tiempo para tu fiesta de despedida.
Antes que una de las dos personas presentes pudiera decir algo, Kohaku, haciendo alarde de su velocidad, escapó.
-Senku-san -llamó Ruri -. Si estoy en lo correcto, creo poder afirmar que tú sabes por qué ella está actuando así, ¿verdad?
-Sí, claro que lo sé, tampoco es que pueda confirmar ese "algo" que ella aún no está lista para decir y que muy probablemente yo no estoy listo para oír -suspiró para relajar y sincerarse con la joven -. No te digo que no le corresponda, puede que tu hermana sea la única capaz de hacerme actuar estúpidamente cursi y preocupado, pero también tengo mucho trabajo por hacer y responsabilidades que cumplir.
-¿No has pensado que ella estaría dispuesta a compartir esas responsabilidades contigo? ¿Que si te entregó su lealtad con apenas conocerte, puede entregarte mucho más si das la oportunidad? Ábrete a las posibilidades, Senku-san. También te pido que no la lastimes y seas muy consciente, porque nadie merece esperar toda la vida. Un detalle puede hacer la diferencia -dijo con calma y de una manera en la que Senku no pudo evitar pensar que es la forma en que Byakuya se lo diría si estuviese con él.
Rascándose la nuca, asintió. Tenía una idea y aunque requería ayuda para llevarla a cabo, no dudaría en hacerlo en las pocas horas que le quedaban.