Dicen que el amor viene de los lugares menos esperados, que surge cuando menos te lo imaginas y te levanta del suelo sin permiso, ¿Qué pasa cuando ese amor surge por la única persona que no puedes tener? ¿Qué pasa cuando las lineas se vuelven borros...
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TREVOR SAWYER
-¡Adam!- Llamó Trevor desde el inicio de las escaleras y esperó su respuesta. El hombre pareció no escuchar su llamado.
Trevor rodó los ojos. -¡Adam!- Volvió a llamar. -¡Tu comida se va a enfriar!-
De nuevo, sin respuesta.
Subió las escaleras, no quería que la comida se enfriara, el día de hoy le tocó preparar el desayuno y le había quedado muy bueno, aunque lo dijera él mismo. Sería un desperdicio no comerlo caliente. Al subir, notó que la puerta del baño estaba abierta y podía escuchar movimiento en el interior, se acercó a la entrada y se detuvo en el umbral.
Adam en efecto estaba en el baño, con una toalla rodeando su angosta cintura, colgando muy abajo de sus caderas. Reflejado en el espejo, Trevor podía ver el vello color caramelo espolvoreado en su pecho, antebrazos y bajo su ombligo; también un poco sobresaliendo encima de la orilla de su toalla, y por debajo de la misma, se encontraban visibles sus fuertes piernas desnudas.
Aún había un par de gotas sin secar bajando por su espalda. Sus hombros eran tan anchos que casi no cabían totalmente dentro del marco del espejo. Tenía su peso apoyado sobre una mano en el lavamanos y la otra en un rastrillo, los talones cruzados y la mirada fija en su reflejo.
Adam humedeció el rastrillo bajo el chorro de agua, lo golpeteó contra el borde del lavamanos y se lo llevó a la cara. Antes de que la navaja entrara en contacto con su espumoso mentón Trevor abrió la boca.
-Oye, Adam.-
El hombre, desde el otro lado del espejo, encontró su mirada y alzó ambas cejas. -¿Sí?-
Trevor miró el rastrillo en su mano. -No te rasures la barba.-
Su petición pareció inesperada para él.
-¿Por qué?-
Trevor tragó saliva y volvió a recordar como respirar. -Sólo no lo hagas.-
Se dio la vuelta y se dirigió al comedor.
Sintió una satisfacción inusual cuando vio a Adam bajar con su barba intacta.
. . . .
Como era de esperarse, Trevor pasó de ser la novedad de la clase, al chisme de toda la escuela, y todo en sólo un día. La lesión en su labio solo servía como recordatorio ambulante de lo sucedido. Exhaló resignado y se abrió paso entre los pasillos. Las primeras clases no las tenía con Luna, por lo que no pudo verla al principio.
Te veo en las bancas del patio oeste de la escuela, en quince. Le había indicado Luna en un mensaje de texto. Trevor salió al patio e ignorando los quedos murmullos y miradas de los demás, caminó hacia las bancas.
