Prólogo.

1 0 0
                                    

Cuando te vi por primera vez me produjiste curiosidad; poco después te olvidé pero tu imagen solitaria seguía guardada en mi memoria hasta el día en que nos volvimos a encontrar, dos años después. Esa vez te hablé y empecé a conocerte, hubo una época en la que cada vez en la que te colabas en mi memoria sentía una ira irremediable y quería pegarte una patada en tus partes. Pero este sentimiento estuvo escondido en lo más recóndito de mi corazón; temía que cualquiera lo conociera, que se me escapara sin querer, que nunca lo supieras; pero cuando dejé de verte lo oculté tan profundamente que no sabía que seguía ahí cuando volví a verte de lejos aquél día. 

La marchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora