En este cuarto hace frio, siempre lo hace. Es tan oscuro que no puedo ver mis manos y siento que mis pies descalzos están fríos, el sonido del agua es lo único que escucho caer, pero nunca supe de donde viene.
Sentarme a esperar es lo único que queda.
Ahí esta, un pequeño destello de luz ilumina una esquina del lugar, al lado de un espejo de cuerpo completo, esta el.
Su cabello ha crecido, los rulos están mas despeinados que de costumbre, siempre vestido con ropa negra y por supuesto, siempre de espaldas.
- ¿Hoy me dirás tu nombre?
- No puedo hacerlo.
- Perfecto, entonces asumo que seguiremos jugando al amigo invisible hasta que me despierte.
- Heather, esto no es un juego.
- ¿Según quien?
- Tu controlas tus sueños, tu dime.
- Los sueños no se controlan, genio.
- ¿Según quien?
Aquel misterioso chico, se fue de la habitación usando como medio de escape el espejo, algo que nunca había pasado antes en ese sueño tan repetido.
- Bueno -dijo Heather, cuando estuvo a oscuras otra vez – Eso es nuevo.
Un ruido empezó a sonar en la habitación, convirtiendo en eco cada rincón, pero no era el sonido que ella esperaba, era otro.
- Bueno, hora de despertar.
