Prologo

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Primer Invierno

Loretta & Milo

El invierno esta a la vuelta de la esquina, marchitando árboles, alejando a las aves, pero las fiestas siguen.

Dos madres primerizas celebran los siete meses que poseen de gestación, la mayoría de sus amigos y familiares llenan el lugar con risas, abrazos y regalos.

Los fetos a dos meses de nacer dan patadas sintiendo el bullicio, sus madres se abrazan, creando un vinculo que solo los cuatro corazones latiendo a sincronía comprenden.

Segundo Invierno

Nolan & Stuarth

Stuart siempre disfrutaba las caminatas junto a su madre, a pesar del frio que traía consigo el invierno. Los parques infantiles solían vaciarse antes de las dos de la tarde. Lo cual hacia que fuera la hora perfecta para ir según la madre del pequeño.

Al entrar los árboles se veían cubiertos de nieve y los juegos congelados. Al pequeño poco le importo eso, corrió como si el gran abrigo no se lo impidiera. Corrió hasta llegar a un claro lleno de nieve.

El pequeño pecoso nunca fue de muchas palabras, se limitaba a emitir sonidos y risas, las cuales se oían por todo el lugar.

Stuart no sintió el momento en el que esa risa se convirtió en plural. Su mirada cayo en el ojiazul que le mostraba una sonrisa a la que le hacia falta un diente.

El pequeño comenzó a tocar su rostro— uno, dos, tres... —Stuart noto que el niño contaba sus pecas.

Stuart miro los ojos del nuevo niño sin prestarle atención a la manera que tocaba su rostro— tres, uno, tres, dos... —Seguía el pequeño ojiazul, hasta que el pequeño pecoso no lo resistió y toco su ojo derecho.

—¡Auch! —El ojiazul quito su mano con rapidez del rostro de Stuart tapando su ojo herido con ella. — ¿Pol que haz hetsho eso? —frunció su sueño molesto.

Tu tocazte mi rostlo —. Se defendió Stuart.

El ojiazul hizo una mueca bajando la mano de su rostro—. Lo ziento.

Stuart asintió—Esta biem.

—Soi Nolan. —El ojiazul le extendió su mano al pecoso.

-Stuarth -tomo su mano estrechandola y ambos niños sonrieron.

Tercer Invierno

La cafetería que quedaba al lado de la peluquería del padre de Loretta se encontraba vacía, claro, nadie se atrevería a salir de su casa con el tremendo frio que inundaba al pueblo.

Mientras Loretta y Milo tomaban un café viendo al viento arrastrar las ramas de los árboles, Stu, como le decía su madre, y Nolan corrían por la avenida huyendo de la madre del ojiazul.

A pesar de llevar correteando a ese par por cinco años a Olivia aun le costaba seguirles el paso.

Con la intención de perder a la muy estresada y cansada madre de Nolan entraron al primer local chocando con los flácidos brazos de Milo, los cuales botaron el café de su amiga.

La rubia vio al par con el odio mas grande que puede expresar una pequeña de ocho años.

—Ustedes par de idiotas —señalo Loretta mas molesta de lo usual al par de revoltosos.

Nolan y Stuarth no supieron que decir, de la única boca que escuchaban salir palabrotas era de la de sus padres, escuchar a una chiquilla de su edad decirlas era como ver a un ángel... o para las madres, a un demonio.

Invierno AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora