—¡Vamos, vamos que cortamos aquí!
La voz del entrenador se alzaba por sobre los gritos eufóricos de algunos familiares que habían recorrido kilómetros para apoyar al equipo del instituto con campartas brillantes y colores que los representaban.
Jeno sentía como sus músculos ardían por tantas veces que corrió buscando salvar la pelota, su rodilla estaba resentida por aterrizar con ella a pesar de las protecciones de siempre y su respiración más agitada de lo normal no le daba tregua al igual que sus contrincantes. Al principio había estado indignado por aquello, prácticamente los habían mandado a la boca del lobo enfrentando a los veteranos y el primer set se lo habían llevado el equipo contrario con un 25-13. En el segundo iban iguales con 25-22 a favor de ellos, el tercero por muy poco también lo consiguieron.
Ahora, en el entremedio de cambio de cancha y después de charlarlo rápido con el entrenador y cambiar sus jugadas a toques cortos, estaban a un punto del tercer set después de casi una hora de juego.
—¡Hablen, pidan la pelota! ¡Con fuerza Park!
Su amigo, JiSung, gruñó por lo bajo y recepcionó la pelota en dirección a Mark, quien armó la jugada. JungWoo y Jeno se adelantaron, saltaron al mismo tiempo pero Jeno fue quien remató con fuerza. El número cinco del equipo contrario tuvo una buena recepción pero el tres no llegó a tiempo y la pelota tocó el suelo. El silbato del árbitro resonó con fuerza por todo el lugar y la luz roja del tablero se iluminó. Lucas saltó sobre Jeno y le revolvió el cabello, soltando cosas intangibles en su oído, Mark gritó en inglés y los demás muchachos se unieron en un fuerte coro de festejo.
El entrenador Hiddleston aplaudía con una sonrisa feroz mientras se acercaba a ellos para repartir palmadas entusiastas en la espalda de sus muchachos, felicitaciones por su desempeño en la cancha iban de un lado para el otro al igual que las carcajadas satisfechas.
La mediana multitud que estaba presente cantaba vitores de triunfo y algún que otro valiente tiraba pullas burlistas a las personas que apoyaban al equipo contrario. Jeno y sus compañeros soltaban risas y se empujaban camino a las bancas en donde habían dejado sus pertenencias. Entre bromas tomaron sus bolsos aún con la euforia de su victoria por todo el cuerpo y los colgaron al hombro. El entrenador Tom Hiddleston los esperaba en la puerta, jugando con las llaves del transporte de alquiler con una sonrisa medida. Cada uno ingresó y se posicionaron en los lugares en los que habían llegado.
—¡Ven a aquí Jeno, tenemos un par de cervezas! —dijo Sungchan. El señor Hiddleston frunció el ceño pero lo dejó pasar, por hoy les permitiría hacer lo que quisieran, después de todo aquellas bolsas de sangre y huesos se habían esforzaron.
Jeno por su parte, solo negó y siguió caminando hasta el último asiento. Lo primero que hizo fue dejar la mochila negra en el asiento desocupado que tenía a un lado suyo. Después, se desplomó en el lugar que quedaba vacío. Un quejido bajo salió de sus labios cuando su espalda se apoyó casi por completo en el asiento acolchonado: los músculos de Jeno se sentían rígidos, tal cual madera de roble y el cansancio comenzaba a transformarse en sueño. Pero Jeno no podía dejarse llevar, su piel se sentía pegajosa por el juego ganado. Ni siquiera habían tenido tiempo de tomar una ducha en los vestuarios. En cambio, Jenon prefiero estirar su mano.
De su bolsa, sacó lo que parecía ser el libro más viejo del planeta. La tapa era de cuero negro, el lado superior izquierdo se encontraba roído y al abrirlo tenía páginas con bordes amarillentos. En la primera de todas ellas, tenía un nombre que no era el suyo y sin embargo, se lo sabía de memoria.
Sus ojos pasaron por esas líneas (una vez más) y después parpadeó con pereza, viendo sin ver realmente. En su mente podía repetir el patrón de esos trazos tan pulcros y bonitos de memoria, lo cual era estúpido. Hace algún tiempo había encontrado esa especie de diario con casi todas las páginas ocupadas. Había letras de lo que parecían ser canciones, nombres extravagantes, recetas de cocinas, apuntes de lo que parecían ser fórmulas de química, dibujos en los bordes, paisajes, una fotografía instantánea de una Coca-Cola y poemas. Muchos poemas, de los cuales todavía no había leído todos.
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Soy el chico malo ꒱ nomin ๑
Fiksi PenggemarTodo iba bien, realmente bien. Hasta que todo comenzó a ir mal, muy mal. Se lo debía a William B. Yeats y a Na JaeMin. -0- ❀Precuela de "Ce que j'ai vu". ❀Capitulos: 1/¿? Fanfic AU completamente de mi autoría...