Cuentos cortos

Pinturas de Arte

     Todo empezó en una cueva oscura y húmeda. No podía ver nada, parecía que estaba ciega. De repente me caí y empecé a tocar en todas partes para no tropezarme con nada.

     Después de un rato noté en el piso algo duro, que tenía un vidrio y un botón que iba de un lado a otro. Cuando lo presioné, se encendió una linterna. Me puse tan feliz que pegué un grito. Que casi se me cae el techo encima. Entonces preferí callarme y empezar a mirar a mí alrededor y pensar cómo salir de esta cueva.

     Cuando miré a mi alrededor vi las cosas más claras. El lugar en donde estaba era bastante grande, no había murciélagos como las típicas películas, en el techo había cosas puntiagudas que te podrías lastimar y con el mas mínimo ruido, se caen y te aplastan.

     A lo lejos vi una luz brillante que me señalaba el camino, entonces corrí y corrí, no paraba de correr. Cuando llegué al final se veía una luz que brillaba toda mi cara y me encegueció.

     Cuando bajó la intensidad de la luz, pude ver el paisaje de una pintura famosa pero no recuerdo su nombre.

     Cuando di un paso más para apreciarla mejor, mi cuerpo estaba en la pintura el cielo era celeste, el suelo estaba cubierto pasto y flores, a lo lejos veía un parque con niños jugando.

Me acerco a saludarlos, pero estaban quietos y el lugar era bellísimo.

     De repente en un costado vi otra luz del mismo color. Fui trotando y aparecí dentro otra pintura de arte. Mucho más hermosa que las otras. El paisaje tenía un montón de variedades de flores. Había muchas estatuas de una persona que desconocía.

     A lo lejos se acercaron unas personas con armadura negra. No se les podia ver la cara porque estaban con casco, montaban caballos negro claro y sus armas eran negras. Me dijeron que me vaya porque estaba parada en la propiedad del Rey. Y yo les contesté que no me iba a ir a ningún lado porque no había un cartel diciendo "Propiedad del Rey". Tanto tiempo discutiendo que uno de los caballeros negros se me acercó y me clavó una estaca en la panza, empecé a chorrear sangre por todos lados y por la boca también. No podía hacer nada. De a poco iba cerrando los ojos.