Tercer libro
Sofí siguió con su vida después de los duros acontecimientos. Todo iba bien hasta que de nuevo se encuentra con él. Entonces todo cambió, los sentimientos renacieron de nuevo, pero lamentablemente él parecía estar con alguien más y ell...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Meses después
La alarma del despertador sonó, la lluvia caía con intensidad golpeando la ventana. El frío se colaba por mis pies, intenté acercarlos a él para que me calentara, pero no estaba. Me enderecé rápidamente buscándolo. Quité las colchas de encima y salí de la habitación. Laín estaba sentado en una silla mirando a la nada.
Me acerqué rápidamente hacia él.
—¿Sucedió algo? — pregunté confundida.
Él me miró mientras movía sus dedos haciéndolos sonar en la mesa.
Tomé su mano. Sin esperarlo simplemente respondió.
—Un día te pregunté si querías escribir nuestra propia historia—sonreí al recordar aquello.
En ese momento retiro su mano de mí, mirándome fijamente me dijo.
—No será un final feliz.
Mi sonrisa desapareció. Eso era todo. ¿Este iba hacer el fin de la relación? Después de todo lo que habíamos pasado pensaba dejarme.
No dije nada, me quedé callada mientras el se levantaba, tomaba su chaqueta y salía del departamento.
Sentía un vacío, no lloraba, me dolía, pero no iba a llorar. Me rehusaba hacerlo. ¿A qué se refería con eso?
La lluvia cesó.
Tenía que ir a la Universidad, no podía dejar que esos pensamientos me invadieran, me cambié y salí de ahí.
En todo el día no hubo mensajes de él, tampoco es como si yo le hubiese mandado. Solo uno <<Explícame a qué te referías >> pero como era de esperarse no me respondió.
Las clases pasaban una tras otra, no prestaba atención. No podía concentrarme.
Al medio día recibí un mensaje de Naím.
<<Hobbit, ven a la librería por favor, es importante>>
<<Estoy en clase>>
<<VEN SOFÍA>>
Espere 15 minutos y entonces abandoné la clase y me dirigí hacia allá.
Entré y Naím me sonreía. No le preguntaría por el, no me precipitaría a decirle lo ocurrido hasta discutirlo directamente con Laín.
—¿Qué pasa? ¿Cuál es la emergencia? Sacó una hoja de un libro y me la tendió.
La agarré sin mirarla.
—¿Me sacaste de clase por esto? ¿Una hoja?
—Así es—dijo simplemente dejándome de pie en el pasillo.